El 18 de julio, una mujer fue a la cárcel de Piñero con intenciones de visitar a un interno. Cuando presentó el DNI, el agente penitenciario notó que la foto no se correspondía con la persona que tenía enfrente. El DNI resultó ser de otra persona. Y la mujer quedó alojada en la subcomisaría 4ª en calidad de demorada.
Sin embargo, cuando consultaron con la Fiscalía y establecieron la identidad de la impostora, comprobaron que la mujer en cuestión, Corina Vera (30), presentaba un pedido de captura como miembro de una asociación ilícita y por estar involucrada en una tentativa de homicidio de noviembre de 2022, ocasión en que un tiratiros apodado Tres Dedos –ya detenido– atentó contra la vida de un tal Chupetito por un incidente relacionado con el robo de las chapas de una vivienda precaria.
El rol de Vera, según la fiscal Valeria Haurigot, fue “advertir al tirador dónde se encontraba la víctima”. Todo a pedido de su pareja, un recluso también imputado por integrar la pata barrial –y más “precaria”, a decir de un investigador– de la banda que supuestamente lidera el narco peruano Julio Andrés Rodríguez Granthon, alojado en la cárcel de Ezeiza desde mediados de 2021. Un nombre que aparece en investigaciones que van desde casos de violencia más rústica y marginal hasta expedientes que alcanzan a financistas y actores de guante blanco.
Tres Dedos vs. Chupetito
La fiscal Valeria Haurigot imputó a Corina este jueves también como parte de la organización. La acusó de participar de distintas actividades mediante las órdenes que le transmitía su pareja, Gastón Leandro Coronel, desde la cárcel, y por un intento de homicidio ocurrido en noviembre pasado.
Puntualmente, Haurigot acusó a Corina Vera de ser la encargada de transmitir las instrucciones que le brindaba Coronel, oriundo de Nuevo Alberdi. Las directivas estaban relacionadas con cobrar deudas, manejar armas de fuego y dinero, así como también participar de ataques a otras personas.
En ese marco se identificó un hecho de tentativa de homicidio ocurrido el 24 de noviembre pasado por la tarde. La víctima, apodada Chupetito, arribaba a su casa de J. J. Pérez y Baigorria cuando fue atacado a balazos por una persona que, de acuerdo con escuchas judicializadas, había recibido de parte de Corina las directivas transmitidas por Coronel.
El sicario, según la investigación, era Maximiliano “Tres Dedos” Soria, ya detenido e imputado como un gatillero que, en última instancia, respondería al Peruano.
“Tiene el ojo medio cerrado y le faltan tres dedos; tira con la mano que le faltan los tres dedos”, dijeron sobre este hombre de 47 años que ya había sido señalado como el homicida de Mirta Beatriz Aguirre, una chica de 22 años que fue asesinada de un tiro en la cabeza a fines de agosto 2021 en su casa de Urdinarraín al 6900, de barrio Larrea. Tres Dedos estuvo preso 90 días, pero nadie se animó a declarar en su contra y terminó liberado. Luego, cayó detenido por otros delitos.
Lo insólito de la agresión contra Chupetito fue el supuesto móvil de los disparos que lo dejaron tres meses internado. Según declaró, y también quedó asentado en escuchas de los imputados, su propia gente lo mandó a matar por robarse chapas de un rancho que habían usurpado en la periferia de Nuevo Alberdi, “el campo”.
“Me dio a matar. Me pegó arriba de la rodilla, me quebró el peroné y la canilla. No me llegó a dar porque mi mujer me abraza y me tira y justo me queda la pata desplegada, entonces por eso me dio ahí y se fue corriendo. Me apunta a la cabeza, pero como mi mujer me abraza, me voy para abajo. El que me pegó es uno que le dicen Maxi alias Tres dedos. Lo conocía al Maxi este del barrio”, contó Chupetito en sede fiscal.
Según una investigación del Ministerio Público de la Acusación (MPA), Corina Vera, Gastón Leandro Coronel, Maxi Tres Dedos y otra veintena de personas forman parte de una asociación ilícita que cometió delitos “contra las personas, contra la vida, contra la propiedad, contra la libertad, contra la administración pública, contra la seguridad pública en Rosario, Arroyo Seco y Funes".
La mayor parte de este legajo provincial se dio a conocer a fines de diciembre con la imputación al Peruano y a otras 19 personas. Allí se dijo que es al Peruano a quien en última instancia reportan directa o indirectamente todos los miembros, entre los que se encuentra un séquito de gatilleros freelance que cobraba sueldos por semana.
Corina fue imputada de asociación ilícita en calidad de miembro; uso ilegítimo de DNI auténtico correspondiente a otra persona y tentativa de homicidio. El juez Héctor Núñez Cartelle tuvo por formalizada la imputación y resolvió la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley.
Las causas de Rodríguez Granthon
El peruano Granthon, piloto civil de aviones, está detenido desde junio de 2019, ocasión en que cayó con tres kilos de cocaína en Empalme Graneros. Desde entonces, la Justicia Federal rosarina le impuso dos sentencias por narcotráfico. Pero el encierro no parece haber hecho mella en sus negocios y según investigaciones abiertas, se sigue manejando a sus anchas en el penal de Ezeiza. Su nombre continuó sonando como un importante actor del hampa local con contactos con Los Monos y otras organizaciones criminales.
A la par de la causa por asociación ilícita, también tiene abierto un legajo en la fiscalía provincial como partícipe del homicidio del ex concejal y pastor evangélico Eduardo Trasante, además de estar procesado en la investigación federal Cuevas Blancas que puso el ojo en la compra de dólares en la city rosarina con las ganancias de la venta de droga en los barrios periféricos. Ese expediente tiene procesado al ex titular de la Terminal Puerto Rosario Gustavo Shanahan.
En febrero, un integrante del clan Villalba-Pupo (referenciado en el barrio Gráfico) prendió el ventilador desde un presidio bonaerense. En diálogo con Crónica, denunció públicamente al Peruano como instigador de una serie de homicidios de personas allegadas a esta familia.
La matanza tendría relación con una deuda de 200 mil dólares con el Peruano por la pérdida de droga, según la entrevista.
En septiembre de 2021, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, llevó adelante varios operativos en los que detuvo a los hermanos Julio y Gonzalo Villalba y secuestró unos 12 kilos de cocaína cuyos paquetes tenían el símbolo de un delfín; 20 kilos de marihuana, armas, chalecos antibalas, balanzas de precisión y handies con la frecuencia policial. En esos allanamientos, Berni detuvo a los hermanos Villalba, uno de los cuales habría sido el interlocutor de Crónica.
Lo último que se supo del Peruano fue un hermético operativo encabezado por un grupo de élite de la Policía Federal Argentina (PFA) a comienzos de julio. Allí fue detenido su supuesta mano derecha, Facundo Ariel "Jirafa" Pérez, entre otros, en territorio bonaerense. En este expediente, en manos de la Fiscalía Federal y la Procunar, se explicita que el Peruano posee búnkeres de droga ubicados en Magaldi al 9800, en Independencia al 4200, en Valparaíso al 2600 y en Beruti al 1900. Y además lo relaciona al hallazgo, el 28 de mayo pasado, de 576 kilos de marihuana en un taller mecánico de Funes.