Rosario, conforme pasan los años, no deja de ser noticia por crímenes, balaceras, extorsiones y atentados. La criminalidad que opera en la ciudad tiene un fenómeno propio, particular: cualquiera puede ser víctima de un ataque. Ya sea por estar en el lugar y en el momento “equivocado”, por ser pariente de una persona que está en conflicto con una banda narco, o por integrar alguna organización que disputa territorio para la venta de droga. Por lo que sea, el departamento Rosario acumula 133 crímenes en lo que va del año, según el Observatorio de Seguridad Pública. En ese contexto, Rosario3 elaboró un mapa interactivo -también se publicó este jueves uno con los atentados en lo que va del año- para ver de manera gráfica y contundente los crímenes ocurridos y sus referencias.
En la ciudad, las bandas abrieron puertas que nunca más se cerraron. En 2013 balearon la casa del por entonces gobernador Antonio Bonfatti. En 2018 atacaron a tiros edificios judiciales, casas de jueces y de policías y el Concejo Municipal. En 2021 atentaron contra estaciones de servicio, escuelas y comercios gastronómicos. El año pasado, víctimas como por ejemplo Claudia Deldebbio y su hija Virginia Ferreyra, o Graciela Carrizo, murieron por el tristísimo hecho de haber quedado en la línea de sicarios que gatillan sin importar las consecuencias. También abrieron fuego contra los tribunales federales. Todos esos casos despiertan aún hoy la pregunta: ¿qué lugar es seguro en Rosario?
El 2023 no modificó la ecuación que aplican las organizaciones criminales hace más de una década en la ciudad, y que a su vez el Estado no pudo o no supo frenar. Balearon escuelas –que además recibieron otro tipo de intimidaciones–, una estación de servicio, un supermercado, comisarías, una cárcel –tres veces–, sindicatos, sucursales bancarias y cajeros automáticos. Y también mataron a personas que nada tenían que ver entre los atacantes y el objetivo a atacar.
Los resúmenes suelen ser injustos, pero en policiales pueden mostrar un comportamiento. En el caso del mapa de los homicidios, cuáles son los barrios “más calientes” y entre quiénes existen enfrentamientos. Para sorpresa de nadie, son los mismos que vienen siendo noticia policial hace años. Cambian las lógicas criminales, pero no los lugares en conflicto.
En el mapa de los 133 homicidios ocurridos en estos primeros meses de 2023 en Rosario, cada color corresponde a un mes diferente, de enero a mayo. Se puede ver la gráfica general y también se pueden ver los crímenes por mes, agregando o quitando tildes en la parte izquierda del gráfico elaborado por Rosario3.
Qué pasa en la zona noroeste, territorio en disputa narco signado por las balas
Según los investigadores, las alianzas tejidas en la cárcel “globalizaron” la economía del delito, ya no sólo explotada por bandas referenciadas en barrios puntuales, sino por “franquicias” comandadas por reclusos que operan en la calle con mano de obra fungible.
El caso más notorio, según una investigación encabezada por el fiscal Pablo Socca, es el desembarco, desde mediados de 2021, de una célula de Los Monos en barrio Ludueña. De la mano del recluso de Piñero oriundo de Tablada Matías “Pino” César, que designó a sus compañeros de pabellón Andy Benítez y Julián Aguirre como “organizadores” de la banda, este grupo protagoniza una feroz disputa contra los integrantes del grupo comandado por Francisco Riquelme, que a su vez está imputado como organizador de una asociación ilícita que, según los fiscales, contaría con el padrinazgo de Esteban Alvarado, el antagonista de Los Monos.
Ludueña y su zona de influencia continúa hasta estos días como uno de los territorios más calientes, pese al desembarco de efectivos de Gendarmería Nacional que patrullan a pie. Las disputas no son sólo entre facciones de las grandes marcas de la narcocriminalidad, sino también por fracturas internas. Según los investigadores, el grupo “fundado” por Matías César se encuentra atomizado. Jonatan “Peco” Almada y Andy Benítez, por un lado, estarían enfrentados con sus ex socios Mauro Gerez, Julian Aguirre y el propio “Pino” César. Estos enfrentamientos internos o con otras organizaciones siempre se traducen en hechos con alto grado de violencia.
Crímenes que corren límites
Hay historias de víctimas en las que la fatalidad, es decir haber estado en el lugar y momento equivocado, fue determinante. Así lo atestiguan los casos de Lorenzo “Jimi” Altamirano, secuestrado al azar el 1º de febrero y muerto a tiros frente al Coloso Marcelo Bielsa de Newell's, crimen cometido para dejar un mensaje a referentes de la barra brava; Máximo Jerez, un chico de 12 años que el 5 de marzo jugaba junto a otros niños a metros de un búnker de drogas en el asentamiento “Los Pumitas” y recibió un balazo mortal. Y el de Mauro Villamil, trabajador de una estación de servicio que el 5 de mayo fue acribillado frente a una verdulería de Corrientes y Gutiérrez, local que aparentemente tenía un conflicto cuyos pormenores aún se desconocen.
Fuera de todo sentido común: presos que planifican atentados y homicidios para mandarse mensajes
En 2023, recrucedió un conflicto en el seno de facciones que operan bajo la marca Monos y que, según el Ministerio Público de la Acusación, viene desde fines del año pasado. La modalidad: atentados en instituciones públicas con notas mafiosas. Y asesinatos para vehiculizar amenazas o declaraciones de guerra entre reclusos.
“Hay una situación de enfrentamiento entre quienes hoy están a cargo de la barra de Newell's –que es la banda de Los Monos con Ariel «Guille» Cantero en la cima– y un sector que antes compartía el paraavalanchas o que ahora quiere tomar el lugar. Es por negocios que pasan por fuera del club, extorsiones, narcotráfico”, indicó el fiscal Matías Edery en febrero, ocasión en que enmarcó el caso Altamirano en esta saga que involucra a internos de las cárceles de Ezeiza, por un lado, y de Rawson, por otro.
Los nombres, según investigadores, son Damián “Toro” Escobar, Nicolás "Pupito" Avalle y Leandro “Pollo” Vinardi, por un lado, y Rodolfo Héctor “Eri” Masini y su aliado Leandro “Gordo” Vilches, a quienes se le suma Pablo Nicolás Camino.
Los últimos hitos de esa saga incluyen una balacera a la estación de servicios de Moreno y Arijón, el 12 de mayo, ataque que incluyó cartelería mafiosa y dejó a mujeres y una nena heridas. Y el crimen de Nelson Vera, un joven paraguayo ejecutado el día 17 en zona oeste. Según familiares, fue al voleo, para dejar un mensaje similar a los que aparecieron en ataques a sindicatos, bancos, sedes policiales y junto a cuerpos: "Nico Camino, Gordo Vilches, hey manga de ortiva dejen de batir la cana sapos".
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