Tras el brutal crimen de Franco Ariel Hueso, un joven de 26 años de Ibarlucea cuyo cuerpo fue encontrado el sábado en un camino rural que une esa localidad con Roldán, la fiscal de Homicidios Dolosos Marisol Fabbro ordenó el secuestro de dos camionetas de una subcomisaría. Es porque una de las tres líneas investigativas que tiene en la causa es una posible participación de policías.
La Agencia de Control Policial –ex Asuntos Internos– fue la división que puso bajo custodia a los móviles de la subcomisaría 17° que el viernes pasado intervinieron en el hallazgo de la moto del joven, que dijo a sus familiares que iba hasta Funes para una entrevista de trabajo.
La fiscal Marisol Fabbro ordenó, en base a ello, un comparativo de los GPS de los vehículos y de las huellas de la escena. La línea surgió por un testimonio que obtuvieron los investigadores.
Sin embargo, la Unidad de Homicidios Dolosos considera otras dos hipótesis, inclusive por encima. Una de ellas es un presunto conflicto económico o deuda con prestamistas; la otra, a partir de amenazas previas de un allegado de un ex familiar de la víctima.
"Tiene más que ver con la escena", dicen los investigadores. En ese sentido, el preinforme de autopsia arrojó que Hueso fue ejecutado de un balazo en la nuca, aunque nunca se recuperó el proyectil. La víctima tenía las manos atadas por la espalda y a su vez envueltas con una bolsa tipo nylon, al igual que la cabeza.