A un mes del secuestro “al azar” seguido de muerte de Lorenzo “Jimi” Altamirano frente al Coloso Marcelo Bielsa, la Justicia provincial y federal llevaron a cabo una serie de allanamientos en Rosario y en las cárceles federales de Ezeiza, Marcos Paz y Rawson. Uno de los procedimientos se hizo en las oficinas administrativas de Marcos Paz por presunta “complicidad estructural” del Servicio Penitenciario Federal con el líder de Los Monos Ariel Máximo “Guille” Cantero.
Los operativos fueron ordenados a partir de tareas conjuntas entre los fiscales provinciales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra de la Agencia de Criminalidad Organizada, la Fiscalía Federal 2 –a cargo de Paula Moretti– y la Procunar –cuyo titular es Diego Iglesias–. Fueron ejecutados por la Policía Federal y la División de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal.
De la investigación por el crimen del joven malabarista, ocurrido el 1º de febrero pasado frente a la Puerta 6 de la cancha de Newell’s, se desprende la hipótesis de que habría sido producto de una sangrienta interna entre dos facciones de Los Monos.
Por un lado, Leandro “Pollo” Vinardi, Damián “Toro” Escobar y Nicolás “Pupito” Avalle, presos en la cárcel de Ezeiza, y por el otro, Rodolfo Héctor “Eri” Masini, Leandro “Gordo” Vilches y Pablo Nicolás Camino, todos alojados en el penal federal de Rawson.
En los indicios de la investigación se pudo establecer que a Altamirano lo mataron por un presunto encargo de los presos Masini-Vilches, quienes usaron la violenta mano de obra de Camino, que opera principalmente en la zona oeste de Rosario. ¿El móvil? Entre las hipótesis que barajan los investigadores judiciales está una cuantiosa deuda en dólares de Vinardi, Escobar y Avalle con Masini-Vilches. Al mismo tiempo hay otra línea investigativa que señala que el enfrentamiento también sería por una disputa las dos facciones por el regenteo de una parte de la barra brava de Newell’s.
En ese marco, los fiscales provinciales y federales ordenaron requisar las celdas de todos los reclusos mencionados –y allanar a los allegados que fueron a visitarlos a la cárcel–, quienes a su vez mantuvieron una constante charla previa y post crimen de Altamirano con “Guille” Cantero, quien habría oficiado de mediador, de acuerdo a las escuchas telefónicas que constan en el expediente.
De los diálogos telefónicos también sobresale una situación: “Pollo” Vinardi y “Toro” Escobar reprochan al líder de Los Monos por no haber logrado “calmar” a Masini-Vilches-Camino. Incluso mencionan que les estaban dejando “carteles por todos lados” mencionándolos en escenas de atentados, como por ejemplo, el ocurrido el mismo 1º de febrero contra la subcomisaría 26ª de Villa Gobernador Gálvez.
La “guerra” entre las dos facciones de Los Monos también se vio reflejada en el ataque a tiros contra la sede de la Agencia de Investigación Criminal y el Sindicato de la Carne, donde los mensajes habían sido dejados para Masini y Vilches.
Complicidad del Servicio Penitenciario con Cantero
Entre los operativos también fue allanada la oficina administrativa de la cárcel federal de Marcos Paz, donde está alojado el líder de Los Monos, por presunta “complicidad estructural”. La sospecha es fuerte, pero está basada en que “Guille” usa frecuentemente el teléfono fijo del sector del edificio donde está alojado.
Pero no solo eso. Al líder de Los Monos también le secuestraron un celular el 20 de marzo del año pasado, situación que volvió a ocurrir el 27 de mayo del año pasado. La constante reiteración de los hechos hace suponer a los fiscales que desde el Servicio Penitenciario Federal hay una posible responsabilidad en el ingreso de los teléfonos desde los que habla Cantero.
Ataque a la cárcel de Marcos Paz
A su vez, el Ministerio Público Fiscal y la Procunar fundaron los procedimientos de este viernes en que también los mencionados miembros de Los Monos podrían tener algún tipo de vinculación con el atentado a tiros contra el propio penal federal de Marcos Paz que tuvo lugar en noviembre del año pasado.