El dueño de la empresa de suplementos deportivos NutriLab fue condenado a 11 años de prisión por haber pagado medio millón de pesos para mandar a matar a un ex empleado de su firma que se había vuelto un competidor de mercado. El ataque se concretó en abril del año pasado, resultó fallido e iba a volver a cometerse otra balacera en mayo, aunque fue frustrada por los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, que llevaban adelante escuchas telefónicas en tiempo real.
Lucas Daniel Farruggia aceptó el pasado viernes un juicio abreviado, que fue acordado entre los fiscales de la Agencia de Criminalidad Organizada y los defensores particulares Franco Gardali y Fernando Mellado, y que fue homologado por el juez Carlos Leiva.
Farruggia, de 35 años, se encuentra con arresto domiciliario y tobillera electrónica desde julio pasado, después de que sus abogados expusieran una compleja situación coronaria por la que fue sometido a tres intervenciones quirúrgicas.
De acuerdo a la acusación, el 21 de abril del año pasado, un sicario que iba como acompañante en una moto se bajó del vehículo en Avenida del Rosario al 2700 e intentó matar a la víctima con una pistola calibre 9 milímetros. Realizó tres disparos, pero ninguno impactó en el ex empleado de Farruggia. Después de una persecución del Comando Radioeléctrico, el gatillero fue aprehendido en Hilarión de la Quintana y Francia, y actualmente está preso.
En el transcurso de la causa, los fiscales pudieron establecer que quien había encargado el ataque fue el recluso Fabio Giménez, por entonces alojado en la Unidad 3 de Rosario –ahora está en Coronda y suma imputaciones por balaceras y extorsiones–. Ese preso, a su vez, lo hizo por la promesa remuneratoria que había ofrecido el dueño de NutriLab a través de un intermediario, que también fue arrestado.
Después del ataque fallido, los partícipes en el plan criminal acordaron volver a la carga el 10 de mayo de 2021 a las 10 de la mañana. Incluso habían convenido que, si la víctima no era hallada, iban a asesinar a su hermano.
El ex empleado de NutriLab se salvó porque en escuchas telefónicas de una investigación por otro homicidio –el de Nicolás “Fino” Ocampo, mano derecha del jefe narco Esteban Lindor Alvarado– se desprendía que una célula que trabaja para Los Monos tenía el pedido de matar al competidor de mercado de Farruggia.