El sábado pasado se fugaron 16 presos de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria, de los cuales siete fueron recapturados. Este martes por la noche, un recluso se escapó por el patio de la seccional 14ª de barrio Belgrano y fue arrestado. Y este miércoles hubo disturbios en la 10ª de La Florida, donde tres policías y dos internos sufrieron lesiones. Todos los hechos describen un problema concreto y real que atraviesa el departamento Rosario: sobrepoblación carcelaria en dependencias policiales, donde hay problemas de infraestructura y agentes que en lugar de abocarse a trabajos de calle se encargan de la custodia de los internos.
Daniel Acosta, jefe de la Policía de Rosario, dijo este miércoles en conferencia de prensa que en la ciudad hay 142 plazas para detenidos en las comisarías, pero actualmente hay 444 presos. La declaración fue realizada en la puerta de la comisaría 10ª después de que se controlaran los incidentes en el interior del edificio. "En esta seccional hay capacidad para doce reclusos y hay 48. Estamos superados ampliamente", aseguró.
La sobrepoblación, puntualmente en la 10ª, no es algo para pasar por alto. El 4 de marzo pasado tres internos se evadieron de la dependencia policial, donde un agente resultó herido de bala en circunstancias que nunca fueron aclaradas, ya que no se conoció si había sido un disparo accidental de una compañera o si fue producto del forcejeo con los internos.
"El personal no está preparado para dedicarse a la custodia de detenidos. No es su función. Esto complica sus funciones y también implica demanda de patrulleros para traslados, que repercute en el servicio de móviles en la calle", amplió Acosta.
Este martes por la noche se concretó una fuga en barrio Belgrano. Fue la del recluso Jonatan Nahuel Goitía, de 24 años, que se escapó por el patio de la comisaría 14ª, ubicada en pasaje Marcos Paz al 6600. El sospechoso estaba alojado en ese edificio policial desde el viernes de la semana pasada, cuando fue arrestado por intentar llevarse la moto de un hombre de 41 años en Pérez Bulnes al 6900, a quien amenazó con un cuchillo Tramontina. El evadido luego fue recapturado por el Comando Radioeléctrico en una casa de Brasil y Monte Flores, en la zona oeste.
A los episodios de este martes y miércoles se suma el escape del pasado sábado de 16 reclusos de la comisaría 24ª de Granadero Baigorria, ciudad vecina a Rosario, que subieron al techo del patio del penal a través de sábanas, limaron barrotes, cortaron un tejido y huyeron. Los siete evadidos que fueron recapturados fueron imputados este martes y quedaron en prisión preventiva efectiva por el plazo de un año.
Los casos se repiten. Por ejemplo, en la seccional 21ª de Arijón al 2300 hay 53 detenidos en un módulo –que supuestamente era transitorio– con capacidad para 12 personas. O en la seccional 24ª, donde había 48 internos al momento de la evasión, cuando el lugar tiene plazas para 16.
Desde el Ministerio de Seguridad se espera por la habilitación de nuevos pabellones en las cárceles de Piñero y Las Flores para absorber internos que están en comisarías.
Otro de los problemas que tienen las comisarías es el de la infraestructura. Por un lado, paredes descascaradas, baños en malas condiciones y falta de insumos para trabajar, básicos, como papel o tóner para la impresora. Y por el otro lado, el histórico: filas de autos y motos que fueron secuestrados en procedimientos y "duermen" en la puerta o dentro de las instalaciones de las seccionales.
Hay casos que pueden ser útiles como ejemplo. Según pudo saber Rosario3, después del asalto comando a la estación de servicio Puma de Presidente Perón al 6900, un hombre se presentó con documentación ante la comisaría 32ª para indicar que el Onix usado por los ladrones –que fue secuestrado sin ocupantes en Dean Funes al 6800– era de su propiedad. Sin embargo, no recibió el visto bueno de la Justicia para recuperar su auto, que quedó incautado en el edificio policial.
Como el depósito judicial para vehículos está colmado, de acuerdo a los datos aportados desde el Ministerio de Seguridad, autos y motos que se secuestran en operativos a veces terminan en la puerta de las comisarías, donde también se suelen dar robos de autopartes e incluso ataques incendiarios.