El abogado que asiste a la madre de Diego Román, el chiquito que fue salvajemente asesinado en la localidad santafesina de Recreo, contó que una hermanita de la víctima declaró bajo el método de la Cámara Gesell y reveló los cruentos maltratos que recibía el chico por parte de su padre y de su madrastra. Confió que le daban “cintazos” y “baños de agua fría en invierno”, entre otras crueldades.
Dionisio Ayala Fernández, el abogado que asiste a la madre del niño asesinado en la zona rural de Recreo el pasado 4 julio, expuso que una de sus hermanitas admitió que sufría maltratos físicos y psicológicos crueles.
Según publica el medio SL24, la declaratoria de la joven de 14 años fue en una Cámara Gesell que se llevó a cabo en Tribunales y en la que no sólo apuntó a Román como víctima, sino a los cuatro hermanitos, identificando a su padre y a su madrastra como los autores de los maltratos.
“Ella describió prácticamente, con sus palabras, la violencia psicológica y física, cometida por ambos”, sostuvo a Aire Digital Ayala Fernández sobre lo que contó la niña. “No solamente eran castigos corporales sino también a través de la retención de comidas”, agregó.
El letrado además señaló que la madrastra bañaba a Diego y sus cuatro hermanos con agua fría en pleno invierno. “Ella -por la madrastra- tiene cuatro hijos a los cuales no les hacía nada, pero sí a los del señor Román que prácticamente estaban sufriendo todas las consecuencias e iras de esta mujer“, destacó.
“Contó además que un día el padre mató a golpes a Diego con cintazos. Si no lo salvaba un hermano, le seguía pegando con un cinto de cuero”, indicó Ayala Fernández.
El abogado también destacó que la niña volvió a confirmar una hipótesis que sigue una línea investigativa y que apunta al entorno familiar del niño asesinado.
“Manifestó que ese día que desapareció Dieguito, cerca de la cancha de fútbol en la que estaba, quien se encontraba allí era precisamente la madrastra. Y Diego habló con unos amiguitos y dijo «ahí viene mi madrastra y salió corriendo para el lado del monte»”.
“Ese es el temor que tenían prácticamente los chiquitos por la violencia ejercida por la madrastra y su padre”, sentenció el abogado que próximamente se constituirá como querellante en la causa.
El chico tenía 12 años de edad y había desaparecido tras salir del comedor de su escuela. El cuerpo tenía por lo menos 15 puñaladas y el médico forense que le hizo la autopsia confesó que “nunca” había visto “algo así” en sus largos años de profesión.