El sospechoso de 24 años que fue detenido el pasado jueves en Villa Gobernador Gálvez fue imputado por haber sido quien prendió fuego las sedes de la obra social de Empleados de Comercio de Rosario y la Unión de Recolectores de Granos. Su caída se dio a partir de un Toyota Yaris robado que fue encontrado en la puerta de su domicilio y que sirvió de transporte para los ataques incendiarios ocurridos el lunes de la semana pasada.
En la audiencia de este lunes, el fiscal Luis Schiappa Pietra acusó a Ángel Maximiliano Benítez por encubrimiento y amenazas anónimas en concurso ideal con el delito de incendio. La jueza Hebe Marcogliese le dio prisión preventiva por 90 días al término de la acusación.
Según Schiappa Pietra, Benítez fue la persona que quedó filmada el lunes de la semana pasada, cuando prendió fuego la sede de Osecac de Corrientes al 400 frente a transeúntes, automovilistas y pasajeros de dos colectivos. El ataque incendiario, como pudo apreciarse en las imágenes, lo ejecutó con un cómplice, que fue quien primero arrojó el líquido combustible contra la fachada del edificio.
Aquel ataque contra Empleados de Comercio tuvo como vehículo de transporte un Toyota Yaris que fue captado en inmediaciones del edificio, por calle Tucumán. Es el mismo auto que, de acuerdo a los indicios que tiene el Ministerio Público de la Acusación, se utilizó minutos después para tirar una bomba molotov contra la sede de Urgara, ubicada en San Lorenzo al 2000.
En el caso del atentado contra Urgara, la bomba de fabricación casera fue arrojada desde el Toyota Yaris, es decir, el mismo auto.
El vehículo en cuestión, de acuerdo a la investigación en curso, fue robado el 4 de enero pasado en Dorrego al 3100, en la zona sur de Rosario, de acuerdo a la denuncia hecha por la víctima ante personal de la comisaría 15ª.
Una cuestión llamativa que explicó el fiscal es que el jueves pasado, cuando se incautó el auto y se lo trasladó a la comisaría 25ª, sospechosos intentaron prenderlo fuego para borrar evidencia. No hubo detenidos por ese hecho.
El mismo Yaris fue usado el 13 de enero para cometer una balacera contra una empresa situada en el Parque Industrial de Rosario Oeste, hecho en el que se efectuaron dos tiros contra la garita de vigilancia. Después de ese atentado, el sicario dejó un papel que contenía una extorsión escrita.