Uno de los sospechosos de la ejecución de Valeria Nasca (45), una mujer que había sido condenada como prestanombre en el entramado empresarial del capo mafia rosarino Esteban Alvarado, fue imputado este miércoles y el juez le impuso prisión preventiva por el plazo de ley.
En la evidencia presentada por los fiscales no hubo alusión al móvil del asesinato. Sí sobrevoló el nombre del narco Alan Funes, uno de los presuntos pasajeros que Alvarado planeaba subir con él en el helicóptero con el que iba a evadirse del penal de Ezeiza, escape frustrado en marzo.
Una de las principales evidencias contra el imputado, identificado como Eric Nicolás Rojas (27), es una huella dactiloscópica que fue levantada del Ford Focus con el que se trasladaron los sicarios que mataron a Nasca de 16 tiros el domingo 7 de mayo en la puerta de un galón de Liniers al 2600, punto de encuentro de una operación pactada por Marketplace para la venta del semirremolque de un camión. Una oferta que había hecho el esposo de Nasca, Jorge Benegas, considerado “mano derecha” en los negocios de Alvarado y penado con cinco años en juicio abreviado como organizador del andamiaje económico del emporio criminal.
Transcurridos poco minutos de la ejecución de Nasca, el Focus fue hallado abandonado en Teniente Agneta al 2100, a metros de las torres del Fonavi del Parque Oeste. Dos huellas de Rojas, que ya se encontraba fichado en el sistema Afis –Automated Fingerprint Identification System–, fueron recolectadas en la puerta derecha del Ford, que había sido robado a punta de pistola en una concesionaria de Fisherton, el 24 de febrero, indicaron los fiscales Marisol Fabbro y Luis Schiappa Pietra.
Rojas fue detenido en Nogoyá, Entre Ríos, el domingo pasado en un operativo de la División de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), que trabajó en coordinación con la Policía de Entre Ríos.
No es menor para la Fiscalía que el imputado había nacido en Rosario y tenía domicilio en barrio Plata, pero también vivía en esa localidad de la provincia vecina, a donde –según datos de la Secretaría de Control del Transporte– viajaba asiduamente.
Ocurre que la línea telefónica utilizada por el supuesto interesado en comprarle el semirremolque a Jorge Benegas había sido activada, precisamente, en Nogoyá, cerca del domicilio de Rojas, donde se registraron impactos en antenas.
Los fiscales también mencionaron que en la noche del miércoles 1º de febrero, minutos después de la ejecución arbitraria del artista callejero Lorenzo “Jimi” Altamirano en el estadio de Newell's, personal policial detuvo a Rojas y a una joven de 25 años que quisieron escapar de un control identificatorio y terminaron chocando en Valparaíso y Viraroso.
En el vehículo, había un cargador y municiones. Un peritaje al celular de Joselín A., que iba con Rojas, arrojó que esta mujer “trabajaba para Alan Funes en la venta de estupefacientes”.
La sombra de Funes y su vinculación indirecta con Rojas, para la Fiscalía, también pudo advertirse en una conversación telefónica entre una mujer y el imputado el pasado 20 de mayo. La interlocutora de Rojas sería la novia actual de Funes, recluso que planeaba sumarse al escape en helicóptero de Alvarado, una fuga que a último momento fue desbaratada por la declaración de un informante.
El breve intercambio refiere al traslado reciente de Alan Funes al penal de Marcos Paz, del que Rojas parecía estar al tanto el mismo día, al igual que su interlocutora.
El juez Florentino Malaponte, una vez escuchadas las partes, dictó prisión preventiva para Rojas por los delitos de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, portación ilegítima de arma de guerra y encubrimiento.