Parece que sin sufrir no vale. Es casi una cábala. Argentina no mereció padecer tanto para meterse entre los cuatro mejores del Mundial. Todo era redondo, prolijo, sin fisuras, encaminado, hasta que el diablo metió la cola y un partido que estaba 2 a 0 terminó 2 a 2. Pero no hay mal que por bien no venga, la selección debió llegar hasta los penales para superar a un rival al que había dominado en el juego. Al menos, para evitar el exitismo, el equipo de Scaloni fue superior en los 90.
Todo el sufrimiento, se insiste, innecesario, terminó siendo una bomba anímica para un plantel que empieza a transitar el camino que comparten el temperamento y el juego, la templanza y la pelota. Ni más ni menos que la última semana de una Copa del Mundo.
¿Cómo no ilusionarse con un plantel que crece en el juego a medida que transita los partidos y robustece sus chances con momentos heroicos que ayudan a retemplar el ánimo y fortalecer las convicciones?
Fue el partido más duro ante el rival más duro de los que habían aparecido hasta aquí. Y la selección no solo estuvo a la altura de las circunstancias, sino que superó ampliamente las expectativas.
Una genialidad de Messi entre Van Dijk y Blind le obsequió a Molina la chance de mostrar toda su capacidad de jugador de selección para poner el 1 a 0.
Una trepada de Acuña le entregó la chance a Leo de ratificar y consolidar el resultado con un penal.
El desarrollo fluía hasta que un centro desesperado cambió todo. Weghorst descontó y después empató.
Todo se derrumbó como un castillo de naipes. Pero allí empezó a ganar la selección.
Se bancó el impacto, transitó un partido quebrado por los cambios, mereció ganarlo claramente en el alargue con un gran aporte de Angelito Di María, que mostró en un puñado de minutos su enorme jerarquía, y al final lo abrochó en los penales.
El impacto anímico es muy fuerte y el combustible necesario para afrontar los dos partidos que quedan.
Hasta sirvió para que Lautaro se saque la mufa. Todo guionado.
El primer acto empezó con Dibu Martínez, que rememoró los grandes momentos de Sergio Goycochea en Italia 90 y con dos atajadas impresionantes empezó a meter a Argentina en la semifinal que jugará el próximo martes frente a la durísima Croacia.
Mucho sufrimiento, pero con un final perfecto como para soñar con que ganar la tercera Copa del Mundo finalmente es posible. Paso a paso, faltan dos.