La debilidad de Javier Milei lo salvó en su peor momento. Los que por una variedad de razones e intereses no quieren o no pueden dejar que se derrumbe acudieron a su rescate en medio de la zozobra por el escándalo de la criptoestafa. Desde Donald Trump y Elon Musk hasta un grupo de gobernadores, entre los que se encuentra el santafesino Maximiliano Pullaro. El presidente salió dañado, aunque no tanto como podría haber sido si no lo hubieran auxiliado.
A ocho días del escándalo, Argentina tiene un presidente bajo investigación judicial en el país y en Estados Unidos, dañada su reputación y puesta en duda su honorabilidad e idoneidad. La proliferación de memes que celebraban cómo “Milei les rompe el culo a los mandriles” ahora conviven con los que ridiculizan a un Milei como un presidente “que tiene pocas luces o que obra como si las tuviera”, según la definición de la Real Academia Española de la palabra que acá se evita usar por respeto a la investidura.
A pesar de eso, el gobierno no vivió zozobra en los mercados y se anotó dos triunfos legislativos: logró la ley que suspendió de las elecciones primarias (Paso) y bloqueó una comisión investigadora en el Senado de la Nación. Lo que no consiguió fue la aprobación del pliego del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema. El freno al polémico pliego se resolvió en un zoom que a principio de semana mantuvieron autoridades partidarias y gobernadores de la UCR.
El daño más grave del cripto escándalo es a la imagen y credibilidad del propio presidente. Entre otras razones porque promocionó una estafa de alcance global, plantó la sospecha de cobro de coimas en su entorno, exhibió la temeridad con la que se toman decisiones y se le abre la puerta a gente de dudosos intereses e intenciones. ¿El presidente sigue vendiendo su imagen para promociones privadas en redes sociales como cuando era un extravagante influencer de temas económicos? La insólita pretensión de que un rato actúa como ciudadano y otro rato como mandatario, ¿es fatídicamente real o es el disfraz poco feliz con el que sus colaboradores supusieron que podría sortear el problema?
La entrevista con el periodista Jonatan Viale, en la que pretendió dar una explicación, empeoró todo, porque fue nada convincente, y a su vez mostró al presidente incapacitado para defenderse por sus propios medios, titubeante y necesitado de que un asesor interrumpiera el reportaje para darle letra a él y al periodista.
Esa entrevista reveló el truco del mago: gritar, insultar, descalificar y demonizar desvía la atención de las propias debilidades del presidente. Quedó a la vista: cuando no pudo usar esas herramientas de ataque, porque tuvo que defenderse, hizo agua.
Asoman más líos en puerta. Cristina Pérez, la periodista que además es novia del ministro de Defensa Luis Petri, dijo en su programa de LN+ que en el círculo presidencial se cobran coimas. La afirmación abona los dichos del estadounidense detrás de la criptomoneda $Libra Hayden Davis de que le pagaba a Karina Milei para manejar a su hermano. La devolución no tardó nada contra Cristina Pérez. El comunicador Alejandro Fantino echó sospechas sobre un posible cobro de coimas por el contrato de 300 millones de dólares por la compra de aviones militares que firmó Petri. Más que Rosada, la Casa de Gobierno está roja de furias cruzadas.
En definitiva, el caso de la criptoestafa agujereó la coraza que protegía la figura presidencial de las críticas e inconsistencias del gobierno. Expuesto, al desnudo, Milei tuvo que elegir entre quedar como un corrupto o una persona “que tiene pocas luces o que obra como si las tuviera”. Las dos opciones suponían costos, pero eligió la segunda, la peor para un presidente.
Rescatando al Peluca Milei
El gobierno de Estados Unidos salió en bloque a su rescate. El lunes la comitiva del senador republicano estadounidense Steve Daines y funcionarios de la embajada asistieron a la Casa Rosada. El propio Donald Trump posteó una frase con la foto del argentino. El jueves, además, lo abrazó Elon Musk y este sábado el propio Trump le dedicó un elogio en su discurso ante la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), con Milei escuchando en primera fila.
Trump auxilió a un gobierno en crisis que ya antes le era incondicional en un momento en que la administración republicana está replanteando los términos y condiciones de sus alianzas a nivel global. Está claro que esta ayuda tiene un precio, pero no tanto cómo el país lo va a pagar en tiempos de expansionismo estadounidense, redefinición de intereses y agresiva búsqueda de recursos estratégicos.
Antes que Trump, el sábado, cuando algunas voces de la oposición esbozaban la posibilidad de un juicio político, el gobernador Maximiliano Pullaro se comunicó con el presidente y tuvieron una conversación.
El santafesino temió que las consecuencias del escándalo, que se agravaba a medida que se conocían detalles de la participación de Milei, derivase en una crisis política que afecte la economía y perjudique a la provincia. “Para Santa Fe, lo peor es que todo se vaya a la mierda. Nos tiraría por la borda lo que reordenamos y acomodados en estos 14 meses de gestión”, explican cerca del gobernador. Habría que agregar: “… y con un proceso electoral en camino”.
Mientras la criptoestafa ganaba las noticias del mundo y sordos ruidos se escuchaban tras los muros del Congreso, la Casa Gris cuidaba el cierre de la paritaria con los empleados públicos y el plan de obras que pretende alcanzar los 1.500 millones de dólares en el año. Cualquier cimbronazo en la economía podría afectar su hoja de ruta, basada en el principio de prescindencia total de los recursos y favores del gobierno nacional.
Pullaro no es el único gobernador que está en esa, como quedó claro el jueves cuando un puñado de senadores de la UCR bloqueó sorpresivamente la conformación de una comisión investigadora en la Cámara alta de la Nación.
Entre esos senadores estuvo el santafesino Eduardo Galaretto, cercano al secretario de Vinculación Institucional, Julián Galdeano, quizás el único funcionario que sin venir del pullarismo y habiéndolo enfrentado, en el último año ganó protagonismo en el gobierno provincial. La senadora Carolina Losada, que reporta a otro núcleo de la UCR, votó a favor de la comisión investigadora. Otro tanto hizo el peronista Marcelo Lewandowski.
Además del sanlorencino Galaretto, también ayudaron a bloquear la comisión senadores radicales de Mendoza, Entre Ríos, Chaco y Corrientes.
El caso más estruendoso fue el del correntino Pablo Vischy, que siendo jefe de bancada y habiendo firmado el proyecto para crear la comisión, terminó votando en contra de su propio proyecto por instrucción del gobierno correntino.
Los gobernadores que auxiliaron a Milei argumentan que una investigación de carácter político tendría efectos negativos para el país, que esas comisiones sirven para erosionar gobiernos y mandatarios, que generaría incertidumbre sobre la política económica, y que hay una investigación judicial que recién se inicia.
Esas situaciones no necesariamente podrían darse. Pero sí, en política toda oposición busca limitar la cuota de poder real del gobierno de turno. El de Milei basureó al Congreso y sus integrantes, y gobierna por DNU y sin presupuesto por segundo año consecutivo. Ahora se rompió su aura, la caja de cristal que lo protegía, y las condiciones de disputa de poder se modificaron
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El problema Milei
¿Qué ganaron esos gobiernos provinciales al tirarle el salvavidas a Milei? “El gobernador Pullaro puso uno de los votos que Milei necesitaba para que el @SenadoArgentina no lo investigue, el de Eduardo Galaretto. Ojo antes de salir a la calle mañana, se espera una lluvia de obras públicas nacionales en territorio santafesino. Ah... ¿no?”, ironizó el jefe de la bancada de Unión por la Patria, el rosarino Germán Martínez.
En realidad, los dirigentes y gobernadores del radicalismo y el justicialismo, entre ellos Martínez, saben que ambos partidos perdieron toda capacidad de ordenarse desde lo nacional desde mucho antes de la llegada de Milei a la presidencia.
Unos y otros hacen política de sobrevivencia, que consiste en que cada cual cuida y defiende su capital político. Al no existir un eje ordenar nacional, los núcleos de poder actúan en función de sus necesidades e intereses. Esta vez los “rescatistas” fueron de nuevo radicales y del PRO, como en otras oportunidades fueron las gobernaciones de Catamarca, Tucumán y provincias donde el peronismo es aliado. La diferencia está en que el PJ se asume opositor a Milei en toda la línea, aunque haya quienes votan como votan; mientras que la UCR está partida entre los que quieren aliarse a Milei, los que resisten y los que tienen que gobernar todos los días.
Germán Martínez tiene razón cuando sostiene con sarcasmo que el favor de Pullaro y los demás gobernadores no será retribuido con fondos para obra pública. Tampoco volverán los subsidios al transporte, los pagos a cuenta del déficit previsional, ni coparticipará los impuestos al cheque y combustibles. Pullaro también lo tiene claro. Aun así acudió en ayuda del gobierno. ¿Por qué? El miércoles en la Bolsa de Comercio dijo que lo peor para Santa Fe sería que la economía vuelva a desestabilizarse.
Si el gesto de Pullaro y los otros gobernadores no retribuirá beneficios económicos, ¿lo hará en términos políticos? Una señal de gratitud sería que la Casa Rosada no interfiera en la elección de constituyentes de abril en la que Pullaro y Unidos se juegan mucho. ¿Hay garantías? Ninguna. El gobierno libertario sistemáticamente prometió y hasta firmó compromisos que incumplió descaradamente y a la vista de todos. ¿Será distinto esta vez?
Pullaro rescatista
Hubo más gestos fuertes de Pullaro hacia el gobierno nacional. El primero fue el martes, durante la visita de Mauricio Macri a Rosario en el momento más caliente del escándalo cripto.
El santafesino se cuidó de no quedar pegado en la interna Macri-Milei, por eso no hubo declaraciones públicas en conjunto y la única foto fue en la reunión con agenda productiva armada a propósito en la Bolsa de Comercio y no en el despacho oficial.
Para la vicegobernadora Gisela Scaglia, lo que iba a ser un día de celebración con Macri por el apoyo a la reforma de la Constitución y el armado electoral del PRO, terminó siendo pura tensión. Lo mejor hubiera sido postergar la visita, pero una vez consumada, lo central era que la Casa Rosada no la interpretara como una toma de posición del gobierno de Santa Fe a favor del expresidente.
En paralelo, el gobernador de Santa Fe hizo entre miércoles y jueves un intenso trabajo político para conseguir la aprobación en el Senado de la ley antimafia que impulsó la ministra nacional Patricia Bullrich y que asimila normas de Italia y Estados Unidos hechas para combatir las mafias y el crimen organizado. Acá está pensada para territorios y circunstancias como las que atraviesa Rosario.
Por eso el viernes a la tarde Pullaro y Bullrich, con el intendente Pablo Javkin como invitado, celebraron el trabajo conjunto para la sanción de la ley. Fue un festejo sobrio, a la distancia y por videollamada. En otras circunstancias, Bullrich hubiera traído el texto de la ley vestida de gendarme y arriba de una tanqueta. Eran otros tiempos.