“Al final estaba un poco cansado. Se dio así. Seguramente no sea la última vez que empiece a salir durante los partidos, pero me sentí muy bien. Fue un partido difícil de jugar, muy físico, muy duro, pero me sentí muy bien”,
La frase de Leo Messi tras la victoria frente a Ecuador, sumada a la ausencia hasta del banco de suplentes frente a Bolivia en la altura de La Paz, marcó la inminente llegada de una era que será difícil de afrontar: los tiempos posteriores a Messi. También se puede sumar a Angel Di María y Nicolás Otamendi, los otros dos estandartes de la vieja generación, pero la envergadura de Leo es, obviamente, de otra dimensión.
¿Llegará al Mundial? Lo que hace unos meses parecía una quimera, hoy es una pregunta a pesar de las señales que dio en el inicio de las eliminatorias. Por lo pronto, él ya avisó que el tránsito será con otra intensidad.
A Argentina le llevó 20 años volver a ser protagonista tras el adiós de Maradona. Brasil, el más ganador de todos, tardó seis mundiales en encontrarle la vuelta al retiro de Pelé.
El desafío será gigantesco.
Nada resultará futbolísticamente barato tras la salida de Messi. Por ejemplo, el partido frente a Ecuador no se hubiera resuelto sin él. Argentina quizás no hubiera pasado la primera ronda de Qatar sin aquel gol a México. Es contrafáctico, pero no imposible de argumentar.
Sí fue un baño de aire fresco el rendimiento del equipo frente a Bolivia en el Hernando Siles con la estrella sentada en el banco de suplentes como espectador. Pero no sirve demasiado para evaluar al equipo sin Messi, porque Leo nunca la pasó bien en La Paz.
Después de Diego, la selección fue eliminada en los cuartos de final de Francia 98, en la primera ronda de Corea-Japón 2002, en los cuartos de Alemania y Sudáfrica y perdió la final de 2014.
Luego llegó el desquicio de Rusia 2018 y por fin la tercera coronación con el mejor Messi posible. Sin el físico del principio, pero con mucha más sabiduría y personalidad para ser el líder de un grupo que con el paso de los años deberá reemplazar su conducción del grupo.
A Argentina le llevó 20 años volver a ser protagonista tras el adiós de Maradona. Brasil, el más ganador de todos, tardó seis mundiales en encontrarle la vuelta al retiro de Pelé
De líderes se puede charlar un rato largo. Con Leo en el plantel, pero con otros “comandantes”, la cosa fue muy distinta. Qatar dejó muy expuestos a un par de aquellos dueños del vestuario.
Imaginando el futuro sin Messi.
¿Cuánto tardará en llegar? ¿Quién se pondrá la cinta de capitán? ¿Dibu Martínez? ¿De Paul?
Hoy todo es automático. Se la saca Leo, se la pone Angelito, se la saca Di María, se la pone Otamendi. ¿Cómo será dentro de un tiempo no tan lejano como el mundo futbolero argentino quisiera?
Mencionar la cinta de capitán es pensar en un nuevo líder.
¿Debería trabajar Scaloni en la sucesión? Por supuesto que si está haciéndolo, no lo va a decir, pero no estaría mal y no sería extraño. Siempre va más adelante que lo que demanda el momento.
El discurso de la AFA es el de un Leo eterno, pero esa no es la realidad.
Llegará el momento en que Messi se retire y más allá del impacto futbolístico que representará, quienes tienen a su cargo la conducción de la selección ya deberían estar trabajando para la sucesión.
Quizás ya lo estén haciendo. Es mucho más que un cambio de nombres, modifica la estructura.
Hoy, todo gira en derredor de Messi. En breve él ya no estará.
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