Ayer me preguntaba sobre el tema de la próxima columna de La Tierra sin Mal y pensé en Nelson Mandela. Y me dije a mí mismo que sería bueno traerlo a la memoria del corazón (recordarlo) aunque no estemos ni en la fecha de su nacimiento o de su muerte. Y hoy escucho temprano en la radio: “Un día como hoy de 1990 Nelson Mandela salía en libertad después de 27 años de prisión.
¡Tenía que ser!...Y aquí me encuentro, con mucha emoción y con la conciencia de transitar en territorio sagrado, tratando de garabatear la hermosa vigencia de su mensaje vital.
¡Veintisiete años! Más que suficiente para re-aprender una vida. Para otear en el horizonte unalibertad que empezaba a crecer por dentro. Desde la convicción profunda de que el camino de la violencia para superar la violencia estructural del APARTHEID, no tenía futuro cierto y saludable, hacia el camino nuevo del amor a los enemigos ensayado y practicado hasta con sus carceleros. Semilla vital que luego florecería y fructificaría en el escenario de un país sumergido en el odio y las divisiones.
Su camino nuevo es reconocido en las elecciones democráticas que lo llevan al terreno de los grandes desafíos políticos como presidente de Sudáfrica en 1994; habiendo sido reconocido un año antes a nivel internacional con el Premio Nobel de la Paz.
Hermoso recorrido rico en significados y con una fuerte interpelación hacia nuestro compromiso de hoy . Necesitamos recrear la fuerza de sus convicciones, la total coherencia de ideas y acciones y el inquebrantable amor por la humanidad.
Camino cierto y seguro hacia la Tierra sin Mal.