Esta expresión que parece ser una declaración de fracaso, como si el intento de hacer o transformar no habría tenido el éxito esperado; sin embargo se puede también interpretar como el impulso hacia una nueva etapa que exigirá nuevos y mayores esfuerzos. Y “vale la pena” también aceptar que los fracasos se pueden capitalizar como importantes y profundos aprendizajes.
Como sea que lo veamos, tuvimos un “añito” que nos dio para todo, como “para tener, guardar y compartir a cuatro manos”; toda una experiencia sumamente sorprendente y reveladora, donde nos fuimos conociendo mejor, para bien o para mal; donde visualizamos intensamente cómo “todo está conectado con todo” y qué importante es el accionar de cada uno para bien del conjunto.
No se puede pasar por alto el elevadísimo costo que todo esto tiene y tendrá, en vidas humanas, en quebrantos económicos y laborales; en cansancio, desgaste e indignación, al ver cómo muchos no toman conciencia ni recaudos ante la magnitud de los males, en sus causas y sus consecuencias. Y junto a tanto dolor vemos y sentimos la presencia y la impronta de un amor enorme y multiplicado, expresado en gestos, actitudes y estructuras solidarias para responder a las múltiples necesidades de la población. Considerando, sobre todo, el nivel mayor de entrega y disponibilidad del personal de Salud, en todos las especialidades, y de todos quienes desarrollaron “tareas esenciales” en el cuidado, animación y provisión de la comunidad.
Y, por último, lo que cada uno pudimos aportar en lo cotidiano cuidándonos y cuidando con paciencia, afecto y responsabilidad. Así como nuestros ancestros aborígenes ritualizaban las etapas nuevas hacia “la tierra sin males”, también nosotros hoy, con nuestros brindis y saludos virtuales, podemos gestar los nuevos tiempos, continuadores de la solidaridad y plenos de un amor a la vida en su integridad, de punta a punta.
¡BUEN COMIENZO! ¡MEJOR RECORRIDO Y FELIZ FINAL 2021!