Domingo 23:15. Final del partido. Argentina acaba de perder 79 a 75 ante República Dominicana y al no verse favorecida por otros resultados, se quedó afuera del Mundial de básquet que se disputará entre agosto y septiembre en Indonesia, Japón y Filipinas. Algo que no sucedía desde 1982 (en el Mundial de Colombia). Durísimo. Difícil de asimilar para un país con gran tradición basquetbolística, y que sin ir más lejos es el actual sub campeón del mundo.
Consumada la derrota llega el tiempo del replanteo. ¿Quién es el principal responsable? ¿Es solo uno o hay otros culpables? ¿Cómo se sale de esta? ¿Hay material para volver a construir algo serio?
Ante un fracaso de esta magnitud, responsables hay muchos. Y el primero tiene nombre y apellido: Fernando Borro, el presidente de la Confederación Argentina de Básquet, que llegó a ese puesto después del subcampeonato mundial de 2019 contando con el apoyo de varias federaciones. Sin embargo, su ciclo estuvo rodeado de polémicas y hoy parece ser el responsable máximo del adverso resultado.
Los desmanejos en su ciclo fueron evidentes y el mejor ejemplo de ello fue lo ocurrido con Néstor García, quien fue echado de su cargo de DT a solo 5 meses de haber asumido y en plenas eliminatorias (irónicamente el Che fue el DT de Dominicana que eliminó a la Albiceleste).
La llegada desprolija de Prigioni a la dirección técnica obliga a preguntarse: ¿estaba el ex base de la selección a la altura de las circunstancias? A simple vista pareciera que no, aunque resulte temerario decirlo.
Jugadores hay (no grandes figuras internacionales, pero sí algunos de buen nivel) y el compromiso demostrado fue muy grande (las llegadas sobre la hora de Deck y Laprovíttola previas al último duelo así lo demuestran). Sin embargo ni eso ni la fuerte localía a favor, alcanzaron para ganarle a un rival de segundo orden como el elenco caribeño. Es evidente que al DT le faltó muñeca.
También es cierto que el plantel parecía tener material suficiente para llegar a la máxima cita ecuménica, pero ya no tiene la calidad del pasado cuando se codeaba entre los mejores.
El retiro de Luis Scola, quizás el principal referente de la Generación Dorada, amén de que se veía venir, fue un mazazo duro de asimilar. Y fue también un triste baño de realidad: ahora hay buenos jugadores, antes había estrellas (por algo ningún jugador del actual plantel pudo asentarse en la NBA, cómo en su momento sí lograron hacerlo Scola, Nocioni, Oberto y especialmente Manu Ginóbili).
Tristes y duros datos que explican lo sucedido. Y en el futuro cercano el panorama no parece que vaya a mejorar. Scolas y Ginóbilis no salen todos los días y las medallas son utópicas. El dolor de ya no ser ...