La efervescencia de la escena del rock rosarino de principios de los 90 venía con aires de renovación en relación a la década anterior. Nuevos sonidos, nuevas estéticas, nuevas poesías. Por esos días sonaban bandas como Los Vándalos, Vilma Palma e Vampiros, Los Shocklenders, Cambio de hábito, Bulldog, Abrepuertas, The Boys Have Penis, Degradé, El Regreso del Coelacanto, entre otras. Una de esas bandas que ocupaba un espacio importante dentro de la agenda local era Mortadela Rancia.
Desde su formación en 1991 y hasta su disolución sobre el final de la década, el trío transitó los escenarios de la ciudad con su particular propuesta, anclada por un lado en la tradición del mejor rock argentino, y por el otro, en los sonidos que llegaban desde Estados Unidos e Inglaterra.
En 1994, Aloras, Falcone y Giordano grabaron "Ciudad paranoia" en los estudios Big Audio. El álbum, una muestra de la diversidad estilística del trío, iba de la potencia rockera de canciones como “Dale” y “Tornado”, a la sutileza melódica de “Estela” y “The rest of my life”.
Fue en los pasillos de “La Dante” (Alighieri) donde se empezó a gestar esta historia. “Yo estaba en la secundaria, lo conocí a Gonzalo en el coro de la Dante, tocaba la guitarra y tenía el sueño de hacer una banda de rock y me crucé con él que tenía la misma idea. Y ahí entre charlas y escuchar discos, había un baterista también en la Dante, Luciano Rubi. Surgió de tocar una vez ahí mismo en la escuela en un acto de fin de año, una cosa así, y había un bajo dando vueltas, lo agarré y ahí empezamos”, afirmó Falcone.
“Mi familia había hecho una colecta y me había comprado una guitarra eléctrica y un amplificador y unos pedales, yo ya arranqué el secundario con una guitarra eléctrica en la mano y con muchas ganas de tocarla, de hacer canciones y de tener una banda”, suma Aloras al hablar de los orígenes del trío.
El origen del nombre del grupo merece un párrafo aparte. Cuenta Gonzalo Aloras que "en la banda estaba Luciano Rubi, ese baterista que hoy es traumatólogo, es un gran doctor y gran baterista porque no dejo de tocar nunca. La cuestión es que si mal no recuerdo él fue el que trajo un día el nombre que estábamos buscando. Resulta que el nombre había salido de una bullyneada que le hicieron en el club, Luciano jugaba al rugby y cuando fue a contar que había formado una banda de rock con tres pibes, se ve que uno le dijo: 'ah…si ¿y como se llama Mortadela rancia?'. Entonces fue como una bullyneada que le hicieron a él y el loco viene contando la gastada esa y nosotros dijimos listo ya está el nombre no busquemos más. Es un nombre que a lo largo de los años no generó grises, o salís corriendo y te agarras la cabeza o no te lo olvidas nunca más y te encanta...(risas)”.
Con el alejamiento de Rubi del grupo aparece en escena Diego Giordano. “Yo tocaba en un grupo que se llamaba 'Tierra de nadie', tocaba la percusión ahí, no la batería, era un grupo que venía de finales de los 70, hacían rock progresivo muy en la veta de Aquelarre digamos, por ponerle alguna influencia. Era el grupo de los hermanos Diego y Pablo Pascualis. Diego era mi profesor de batería y me invitó a tocar la percusión en 'Tierra de nadie', que tuvimos apenas dos conciertos y el grupo se terminó de separar. Gonzalo (Aloras) vino a varios ensayos en la zona sur, en la calle Hilarión de Quintana, a la sala de ensayo de 'Tierra de nadie', nos estábamos haciendo amigos, recién nos conocíamos, y después yo me sume a Mortadela cuando el batero que tenían ellos, Luciano (Rubi), se fue a Inglaterra creo a jugar al rugby y me llamaron para que me sumara”.
A 30 años de la grabación de “Ciudad paranoia”, Lisandro Falcone recuerda cómo eran los momentos previos a la grabación del álbum. “En su momento estábamos como creciendo mucho, componiendo sonidos, estábamos muy para arriba en ese momento, el disco reflejó ese momento muy creativo en general, con muchas ganas de hacer, y estábamos tocando mucho. Creo que plasmó esa frescura y esas ganas de ese momento, ese estado medio de creatividad que estábamos viviendo. Y viéndolo treinta años después, lo que veo es eso, lo veo muy vivo todavía por eso las ganas de salir a tocarlo un poco ahora y festejarlo, porque no lo veo como algo vintage, lo siento todavía vivo y actual y con cosas para decir, que me parece que es lo más importante”.
Gonzalo Aloras ve aquel disco hoy de esta manera. “Vos pones el disco, pasaron treinta años y no suena una antigüedad, no suena una cosa que decís esto ya fue, quedo en el tiempo, no tiene valor, al contrario, es como que quedo ahí, tiene su valor más allá de que fue una cosa súper local”.
La celebración y el festejo estará acompañada de nuevas canciones que esperan ser presentadas en vivo. En relación al nuevo material Lisandro Falcone, dijo: “Cuando Gonzalo me llamó para decirme vamos a festejar los treinta años, yo dije que no quería que fuera algo que solamente implique festejar el pasado sino que contenga algún tipo de mirada para el futuro, la cuestión es que empezamos a ensayar y hay material nuevo, así que si mirando para el futuro”
“Las canciones nuevas están, porque hay tres canciones nuevas que vamos a presentar el 30, esa fue una de las cosas que charlamos mucho cuando nos reunimos ahora, antes de empezar a ensayar, para no hacer un ejercicio nostalgias dijimos 'che…también va a ser más estimulante para nosotros si nos ponemos la cabeza en algo nuevo', y empezamos y sacamos tres temas que están buenísimos, nos encantan”, afirmó Diego Giordano.
Por su parte, Gonzalo Aloras adelantó el formato y el nombre del nuevo material. “En realidad, tenemos tres canciones porque no nos da más el tiempo, pero yo creo que de mínima será un EP de cinco temas seguro, y si el entusiasmo sigue y los tiempos y demás podrá ser un disco completo, pero de mínima tenemos un EP nuevo que además ya tiene nombre y te lo voy a anticipar y que es 'Muy futuro'”.