Mario Breuer, el hombre clave detrás de la consola de sonido de los mejores discos de Charly Garcia, los Redonditos de Ricota, Sumo y Andrés Calamaro, acaba de publicar sus memorias bajo el nombre Rec & Roll, y asegura que a pesar de haber sido clave para el rock argentino en los 80 y 90, todavía vive "una época dorada" produciendo a Los Espíritus y Las Sombras, entre otros grupos.
Breuer es ingeniero de sonido y fue productor de discos como Tango, de Charly García y Pedro Aznar; Parte de la Religión, Cómo conseguir
chicas, y Filosofía barata y zapatos de goma, de Charly García; Llegando los monos de Sumo; Ruido Blanco, de Soda Stereo; y Hotel Calamaro, Por mirarte y Honestidad Brutal, de Andrés Calamaro.
También produjo Ciudad de Pobres Corazones y Ey, de Fito Páez; y Vasos Vacíos, de Los Fabulosos Cadillacs. Y de los Redondidtos de Ricota produjo La mosca y la sopa, "Lobo suelto, cordero atado, Luzbelito, Último bondi a Finisterre y Momo sampler.
Asimismo, el ingeniero de sonido se dedica a trabajr con artistas emergentes.
Con toda estas vivencias encima, Breuer compiló sus recuerdos Rec & Roll: Una vida grabando el rock nacional, que fue publicado el último noviembre por Aguilar y escrito a la par de las periodistas Cocó Muro, Estefanía Pozzo y Mariel Breuer, hija del protagonistas de tantísimas historias y factótum del lanzamiento.
"Mi hija entró un día y me dijo «Mario, es hora de que hagamos tu libro»", contó Mario Breure a la agencia Télam. "Ella es licenciada en Historia del arte y gestión cultural, es una gestora cultural de primerísima línea y una gran productora. Le dije «es lo tuyo, ocupate», así que ella marcó cuatro y empezó. Había un plan de «empecemos y vamos», no era "hagamos un libro que después va a salir por no sé dónde y va a estar en todas las librerías", sino hacerlo y punto. Lo fuimos haciendo y en algún momento, como se dan las cosas mágicamente, Mariel se
cruzó con la persona indicada cuando estaba listo", continuó.
—(Télam) Fuiste el productor de una etapa de dorada del rock argentino, con Charly García, Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro, Sumo y hasta Don Cornelio y la Zona.
—(Mario Breuer) En realidad, humildemente y con todo respeto, mi época dorada empezó hace 40 años y todavía estoy en ella. Yo este año trabajé con Los Espíritus, estoy trabajando con Las Sombras y antes de fin de año creo que voy a masterizar a Los Rusos Hijos de Puta. Esta actitud me permite año a año tener que cambiar de sonido, aprender, estar conectado, consumir y comprender qué es lo que está pasando con la música. La década del 80 fue increíblemente generosa en la cantidad de buenos artistas que había, y de discos muy buenos que me tocó producir.
—¿Qué te faltó? ¿Soda Stereo?
— Con Soda hice Ruido Blanco y trabajé con ellos en un maxi que se llamaba Languis. Además, trabajé con Gustavo Cerati como productor cuando hicimos Para terminar, de Fricción. Salía Calamaro, entraba Charly, salía Charly, entraba Sumo, salía Sumo entraba Celeste Carballo, salía Celeste Carballo y entraban los Ratones... Eran todos cañonazos. Las oportunidades nos pasaban a Mariano López y a mí, que yo era más de la vereda rock y él de la vereda pop. Digo, si yo hacía Charly él hacía Spinetta, y si yo hacía Calamaro él hacía Fito Páez. Esto ya no le puede pasar a nadie. Fue una década de mucha experimentación los 80, en un punto de mucha libertad.
—¿Cual es la función del productor musical?
—No es necesario tener lo mejor de lo mejor para hacer un buen trabajo, jamás. Sí es importante, como para el cocinero, tener buen producto: que el chef tenga verduras orgánicas, una vaca alimentada con pastura... Los músicos y la música: eso es lo que yo necesito para hacer bien mi trabajo. Yo creo que a los ingenieros en general les debe pasar que lo que la música no nos da, no lo podemos reemplazar. Si la música no está buena yo puedo hacer que suene bien, con lo cual la música medio mala va a ser más obviamente mala. Todo debe estar al servicio de la música. Si tenés buen producto con cualquier tecnología e incluso en cualquier ambiente uno puede grabar un súper disco. Históricamente está el rol del ingeniero y el del productor. Con los años apareció un personaje intermedio, que soy yo, que es el tipo que es ingeniero y también productor. Esta pregunta que vos me hacés ahora es una pregunta que pocos tienen claro porque hoy hay muchos discos hechos en un dormitorio. Cuando hay talento, esos discos son increíbles; cuando falta el talento, son desastrosos.
—¿Eso tiene que ver con no buscar un productor, un buen ingeniero, o con que no hay un buen producto?
—La diferencia entre esos pocos que están buenos y de esos muchos que no están buenos parte del talento. El que tiene el talento para hacerlo lo va a lograr. Hay mucha gente que se ahorra el técnico porque la plata del técnico se la gastó en comprarse una computadora grandota, un par de micrófonos y montarse su propio estudio, y ver unos videos en YouTube. Cuando hay talento eso sirve y funciona bien; cuando no hay talento, que es la mayoría de las veces, es un fracaso. A mí me pasa mucho que hay gente que me dice «estamos hace seis meses mezclando nuestro disco en casa y no nos gusta», y normalmente me traen las mezclas y yo lo primero que hago es sacar todo lo que hicieron, dejar todo en cero y armar rápido una mezcla. Siempre pasa lo mismo, me dicen «ya suena mucho mejor». Y lo que hice fue deshacer lo que hicieron ellos.
—¿Y de acuerdo a tu mirada cómo viene la nueva camada de bandas?
—Hay bandas bárbaras. Usted Señálemelo de Mendoza, por ejemplo...Mendoza está entregando unos artistas maravillosos. Digo, hay unas bandas nuevas de pop y tal vez algunas de rock que son muy buenas. Ayer mastericé un disco increíble de un artista que se llama Alejo Gandini, hijo de Gerardo Gandini. No te digo que lo hizo todo en su casa pero más o menos. Es un tipo con mucho talento que hizo un gran disco. Ahora, si él en lugar de hacerlo en su casa lo hubiera hecho en un estudio profesional con muchos micrófonos, el disco hubiera sonado mejor. ¿Vendería más? ¿Tendría más éxito? Lo dudo. Cuando hay talento y el talento viene de la música, da todo bien.