Marty McFly sale de su casa, se sube a la patineta y se va enganchando de diferentes vehículos para intentar llegar a tiempo a clases. La escena -con The Power Of Love sonando de fondo- es una de las tantas icónicas que tiene la primera película de Volver Al Futuro. Germán Schmidl flasheó tanto cuando la vio que quiso reproducirla colgándose de un camión recolector de basura. Con unos 9 o 10 años y sin dominar demasiado el arte del skate como lo hacía un jovencísimo Michael J. Fox, la hazaña podría haber terminado mal, pero sólo se comió el reto de los trabajadores primero y de su familia después.
Haciendo una suerte de revisionismo, puede decirse que en ese momento este rosarino de 42 años, docente de profesión y que hace 17 vive junto a su mujer y dos hijos en Andacollo, un pueblito de 4 mil habitantes ubicado en medio de la Cordillera a 500 kilómetros de Neuquén capital, se dio cuenta de que su fanatismo por Volver al Futuro era cosa seria. Tan seria, que hace unos nueve años se le dio por empezar a recopilar cosas y hoy ostenta la mayor colección de objetos del país, y una de las más grandes de Sudamérica.
Horas previas a entablar un diálogo con Rosario3, había recibido unas de las mayores satisfacciones en estos casi 10 años que lleva como coleccionista: el mismísimo Michael J. Fox le había dado Me Gusta a una publicación en su cuenta de Instagram. La foto en cuestión era una suya con la réplica de una tabla voladora al hombro: “Casi me descompongo”, comentó entre risas.
Fueron muchos los actores y productores de la trilogía hollywoodense los que en todo este tiempo tuvieron contacto con Germán. En gran parte se debió a la labor que cumple como presidente del Team Fox Argentina, la asociación sin fines de lucro que tiene más de 550 sedes en todo el mundo y que se encarga de juntar fondos para la lucha contra el Parkinson además de divulgar y generar conciencia sobre la enfermedad que padece Fox.
Aficionado al aeromodelismo, pasión que compartía junto a su padre cuando era más chico, muchos de los miles de objetos -no los tiene contabilizados- que componen su tesoro coleccionable son réplicas exactas de diferentes cosas que aparecen en las tres películas, hechas por sus propias manos.
Por ejemplo, el televisor rojo que está en el Café 80's de la primera película, o el horno hidratador de Black and Decker de la segunda, varios artefactos del interior del DeLorean, la máquina abrelatas que alimenta al perro ni bien empieza la película, el casco del Doc, la patineta de 1955 y la de 1985. Todo está confeccionado por él en un taller que tiene montado en su casa. “Edward Eyth, diseñador de Volver al Futuro 2 me elogió el horno y Dangerous Bob prop máster de las 3 películas me elogió el alimentador de Einstein (el perro) y el TV de Café 80's”, expone con orgullo.
La colección también está compuesta por objetos que compra a través de diferentes aplicaciones y que consigue luego de horas y horas de buscar. “Muchas veces me endeudo o pago en cuotas, pero una vez que empecé no pude parar”, asegura. Los primero que llegó a sus manos fue un DeLorean de Hotwheels: se lo regalaron su mujer y sus dos hijos en 2011.
“Cuando arranqué la colección no era exclusiva de Volver al Futuro sino de juguetes de los ´80 y ´90. Después me regalaron algunas cosas de la película y ahí empecé”, contó. Todo está ubicado en un rincón que era parte del living de su casa pero que con el tiempo fue tomando otro rumbo. Son miles de objetos los que acumula, con lo cual el orden y la limpieza son dos partes fundamentales del todo.
“Es una mezcla de TOC, de tener todo ordenadito, de ansiedad y de no poder parar. Es un camino de ida el coleccionismo. Cuando armo una pieza nueva es un desafío ver dónde lo pongo, cuál es el lugar que elijo para eso. Coleccionar no es amontonar. Los coleccionistas somos curadores de museos dice Federico Wiemeyer, hay que buscar el lugar para que cada pieza se luzca y que quien lo vea se encuentre con algo expuesto y no tirado así nomás”, asegura.
Mantener las cosas limpias es otro desafío. “Me lleva un día entero, me encierro con mi franela y mi Blem y le dedico doce horas”, cuenta. Podría pensarse que se trata de una actividad tediosa, pero Germán encuentra la forma de que no lo sea: enciende el TV rojo réplica que fue foco de varios elogios y, para sorpresa de pocos, pone de fondo la trilogía de Volver al Futuro. Es que todos los objetos que fabrica están hechos a escala y funcionan.
El lado solidario del fanatismo
La gran mayoría de actores secundarios, utileros o incluso quienes le pusieron su voz a la traducción al español latino de las tres películas actualmente cobran por hacer participaciones en programas de TV o Radio, por enviar saludos por redes sociales o por hacerse presentes en festivales como las Comic Con. Sin embargo, cuando se trata de una causa solidaria dicen presente sin pedir nada a cambio.
Así, desde su rol en la Volver al Futuro Argentina Team Fox (que maneja con la colaboración de Martín Ubilla de Rosario, Natalia Sánchez, de Venado Tuerto, Dymas Vega de Catamarca, Leonardo Medina de Chile, y Julio diez y Miguel López de España) logró entablar contacto y entrevistar a Claudia Wells, la actriz que personificó a Jennifer Parker, la novia de Marty MCFly en la primera película, y a Jeffrey Weissman, quien interpretó a George McFly, el padre del protagonista. También a los actores Darlene Vogel (Spike), Ricky Dean Logan (Data) que actuaron como parte de la banda de Biff en Volver al futuro II y Tayler Dunivan (doble de Michael Fox).
“En el 2020 me invitan en una entrevista junto con otro Pedro Torromé, que es uno de los mas grandes coleccionistas de España. Y ahí me entero que él está trabajando allá para Team Fox. A partir de ahí me quedó picando el bichito. Estábamos en pandemia, encerrados, con tiempo. Ese mismo año formé Volver Al Futuro Argentina Team Fox. La Fundación arranca en el año 2006 y hoy tiene cerca de 550 comunidades de personas como yo en todo el mundo, que convierten sus pasiones, intereses, hobbies en oportunidades para recaudar fondos y concientizar sobre investigación de Parkinson”, contó sobre cómo comenzó su militancia en esa área.
“Cualquier donación que se consigue va a la Fundación. Se ponen objetivos anuales, yo este año me puse el de juntar u$s1000 y ya vamos por u$s970, fue el año de mayor recaudación pese a ser el de peor situación económica. Es un grano de arena que uno desde un pueblito de 4 mil habitantes puede hacer”, reflexionó.
Demás está decir que todo se hace sin fines de lucro, incluso quienes forman parte de la ONG ponen dinero de su bolsillo ya que si, por ejemplo, organizan una rifa y no logran vender los números necesarios, compran los que sobran para que el sorteo no quede vacante.
Su próximo paso con la Asociación es un sorteo que están organizando en Chile y que será el próximo 12 de noviembre. Mientras eso está en marcha espera ansioso que el correo toque su puerta y le haga entrega de la réplica de una cámara del año 1955 que usa Marty en Volver a Futuro III para sacarle una foto a la tumba del Doc, y de una brújula que llevaba el DeLorean del año 1983.