¿El éxito de “Despacito”, el tema que cantan Luis Fonsi y Daddy Yankee que la rompe en todo el mundo, tiene una razón científica?
Según un informe de la BBC, varios estudios de neurociencia y psicología encontraron que hay ciertos elementos comunes en las canciones pegadizas que llegan a liderar todos los rankings.
“La música activa las áreas del cerebro relacionadas con el sonido y el movimiento, pero también las zonas asociadas a las emociones y recompensas”, explica la doctora Jessica Grahn, neurocientífica que estudia la música en la Universidad del Oeste de Ontario (UWO, por sus siglas en inglés), en Canadá.
Según comenta Grahn, hay estudios que muestran que las canciones que más nos gustan son aquellas que generan mayor comunicación entre las áreas del cerebro relacionadas con el sonido y las emociones.
¿Hay herramientas para llegar a esa conexión? Los expertos coinciden en que no existe una fórmula mágica, pero sí ciertos elementos que funcionan como una golosina para el cerebro. Un primer ingrediente sería el ritmo.
Cuando la música tiene un beat o compás que es fácil de seguir, como en el caso de "Despacito", los experimentos han mostrado que aumenta la actividad de la zona del cerebro asociada al movimiento, incluso si la persona está totalmente quieta.
Cuando un ritmo es familiar, predecible, eso se convierte en una recompensa para el cerebro, pues resulta agradable que la canción se desarrolle de la forma en que creemos que lo hará, sostiene Grahn.
Pero tampoco alcanza para un éxito como “Despacito” si todo es tan predecible. Justamente, la magia ocurre cuando la canción incluye algún elemento que rompe con esa predicibilidad.
“Es llevar ese beat pero hacerlo más interesante con un detalle novedoso que rompa la regla”, dice Grahn. “Se trata de hacerlo interesante, pero sin alejarlo tanto de lo que creemos que va a ocurrir”.
Nahúm García, un productor de música español, cree haber encontrado ese pequeño detalle que hace a "Despacito" tan especial: “La forma en que se rompe el ritmo antes del estribillo es una genialidad. La clave del tema”.
García se refiere al minuto 1:23 de la canción, en el que la melodía se detiene y por primera vez Fonsi dice “Des pa ci to”. Ahí, aunque casi imperceptible, el fraseo de Fonsi se desencaja del tempo, se retrasa respecto a la métrica que lleva el ritmo.
“La ruptura en la cadencia es tan radical que remarca muchísimo tanto el enganche del estribillo como la intención sensual de la letra, creando una unidad entre intención y efecto que hace que funcione tan bien”, explica García en su perfil de Facebook.
"El cerebro se da cuenta de que ha habido un parón raro y eso le llama la atención", dice.
Según García, existen muchos "trucos" como este, pero éste en particular no es muy común y mucho menos en la música pop.
¿Y por qué se aplica este efecto en el primer "Des pa ci to" y no en el resto de la canción?
"Porque si lo aplican de nuevo puede cansar", dice García. "No puedes romper el ritmo de la canción muchas veces porque implica un esfuerzo para el cerebro".
Psicólogos y científicos han utilizado el término "gusano de oído" para estudiar esas canciones que se nos quedan pegadas y no podemos dejar de cantar.
El término fue creado por James Kellaris, compositor y profesor de mercadeo en la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos, donde estudia la influencia de la música en los consumidores.
En sus estudios Kellaris ha encontrado que los gusanos de oídos generalmente son canciones repetitivas y poco complejas, ya sea en su ritmo, en sus letras o ambas.
Otra característica, sin embargo, que hace que una canción pueda convertirse en un gusano, es que contenga elementos inesperados, como por ejemplo un compás irregular, un patrón de melodía poco predecible o un efecto inusual.