“Ya no quedan esperanzas, ya fue”. Las palabras de María Itatí Leguizamón, esposa del marino santafesino Germán Suárez, dicen con una claridad que atormenta lo que ni la Armada ni el gobierno dicen con todas las letras: el submarino Ara San Juan explotó, y ella –como todos– creen que no hay sobrevivientes.
Los familiares de los 44 tripulantes recibieron la comunicación este jueves de la mañana y fue un masazo. Aunque a esta altura lo esperaban.
Itatí contó que les pidieron que se quedaran sólo los familiares directos y les dieron la peor noticia. La explosión, dijo la mujer, fue el miércoles 15, pocas horas después de la última comunicación con el submarino.
Los periodistas le preguntaron por qué cree que ocurrió esto. “La Armada tiene una abandono de décadas”, respondió. Dijo que cree que su esposo se fue en paz, pues se confesaba siempre antes de una misión en el submarino.