El humo que no dejaba respirar. El calor quemando la cara. El miedo a lo desconocido. A Juan Colombo le pasó eso y mucho más el miércoles 3 de febrero pasado, cuando el edificio donde vive con su esposa y dos hijos, se prendió fuego y dejó como saldo la muerte de una mujer. Una semana después, busca un lugar donde habitar ya que el departamento suyo sufrió severas consecuencias. Está convencido que no podrán regresar, que ese lugar no será ya su hogar.
En diálogo con los periodistas Roberto Caferra y Almudena Munera (Radiópolis, Radio 2) Juan contó que, actualmente, busca un departamento amueblado para residir con su familia. “Volver a vivir ahí es imposible”, consideró con respecto al edificio de Laprida 972, a pesar que se insistió con la posibilidad de habitar el lugar en unos 30 días.
“Mi departamento está en el tercer piso de la torre de atrás. Está sucio y con mucho olor a quemado, pero no está dañado. Si lo ves te parece que lo limpiás con ganas y podés vivir mañana”, planteó. Según indicó, se espera que en un mes pueda ser habitable el inmueble pero Juan no cree en esto: “Vamos a poder entrar con la mínima seguridad que no se caerá pero volver a vivir ahí es imposible, el daño estructural es severo, están apuntalados los tres departamentos del primero piso y el mió está apoyado en uno de ellos”, destacó. Para Colombo, la recuperación del edificio sólo es posible mediante una “obra millonaria”.
Consultado sobre la administración del edificio que no cumplió con los pagos a la aseguradora, señaló: “Es un capítulo aparte”, confió y contó que unos días después del incendio logró reunirse con la mujer a cargo quien confirmó la situación irregular. En cuanto a los videos que fueron grabados por cámaras de seguridad que muestran el ingreso y egreso de un hombre al inmueble, contestó: “Es más que evidente que fue esta persona, no se trata de un novio celoso o un ajuste de cuentas, vino al boleo a qué se encontraba”, sugirió.
De acuerdo a lo que precisó, “un chico de mediana edad” aparece cerca de las 5, se lo ve intentar abrir un auto, luego hace lo propio en un local hasta que se dirige al edificio y fuerza el portón e ingresa. Sale a las 5.54 con una bicicleta y dos bolsos caminando. “A los 5 minutos empieza el fuego, es más que evidente que fue esta persona”, apuntó.
El fuego
“Estaba en mi casa durmiendo con mi familila. A las 6.15 empezamos a escuchar ruidos y gritos, pensé que estaban avisando sobre una tormenta pero pronto el olor a humo se hizo notorio y empecé a buscar de donde venía”. Así comenzó Juan el relato sobre el amanecer trágico del 3 de febrero pasado.
“Cuando me asomo al baño el extractor estaba prendido fuego, derretido producto del calor que subía. Desperté a los chicos intentando actuar de la manera más sensata posible”, destacó. Los hijos de Juan tienen 10 y 13 años y se asustaron mucho ante la situación de incertidumbre. Todavía no sabían bien qué había del otro lado de la puerta y se resistían a dejar su hogar.
La esposa de Juan se aventuró escaleras abajo mientras que el marido se encargó de conducir a los chicos protegidos con remeras mojadas en sus rostros ya que era imposible respirar. “Vamos o vamos”, contó que les dijo a los niños, quienes temerosos se tomaron de los pantalones de su papá. En tanto, la mamá pasó 5 minutos de terror porque ya estaba en planta baja. Logró comunicarse por teléfono con Juan y lo tranquilizó para que se animaran a dejar el piso.
Finalmente, la familia se reunió en la vereda donde pudieron darse cuenta de la dimensión de lo que habían vivido y las consecuencias del fuego.
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