Y en el comienzo de la nota con De tarde en tarde por Radio 2, el relator radial fue directo al seno de su deseo: “Grondona no va más”, disparó en referencia al presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), sobre quien puntualizó las culpas por la crisis del entorno del juego que es pasión de multitudes.
“Con Grondona en la AFA no puede haber cambios, todo lo que hace es sólo para sobrevivir y nunca van a ser cambios profundos”, consideró, aunque está convencido de que “no hay nadie que en este momento esté aportando algo positivo” para erradicar la violencia y los eventuales casos de corrupción que puedan darse en las altas esferas del fútbol.
Victor Hugo fue más allá y aventuró que a raíz de los últimos hechos que tiñieron de negro el campeonato argentino, a Don Julio “le va a costar” mantenerse al frente de la AFA. “Él cree que todo pasa, pero ahora la repercusión es muy grande. Le va a costar aguantar el embate de una opinión pública que en este momento detesta todo lo que pasa en torno al fútbol”, señaló en diálogo con Alberto Lotuf.
Esa es la percepción del periodista, más allá de que piense que en la casa mayor del fútbol argentino se haya creado “una democracia entre comillas, controlada con prebendas, favores, viajes, etcétera”.
Además, Morales fue crítico con el sector político del país, a quien considera “obligado” a tomar cartas en el asunto. “El gobierno nacional está obligado a intervenir, pero el sentido de acumulación de poder de la AFA también se da en la política del país –afirmó–; la idea es que esto debe cambiar, pero no sé hasta qué punto el gobierno quiere hacerlo”.
También aportó su visión crítica sobre el real desempeño que hoy cumple Futbolistas Argentinos Agremiados, una entidad creada para defender los intereses de los jugadores, aunque para el periodista ya “forma parte del establishment del fútbol, de los que favorecen el negocio, y que no tiene una actitud valiente para dar un golpe de timón”. En ese sentido, agregó: “Los jugadores de Gimnasia están indefensos, en Agremiados esperan que vayan a hablarles –sobre las amenazas– cuando saben que no pueden”.