Una joven rosarina fue testigo directo del ataque terrorista en Londres. Se llama Ana Banfi, tiene 31 años y hace apenas un año que vive en la ciudad aunque ya hace 8 que está radicada en Europa. El sábado estaba en el Borough Market, cuando en la puerta del local de comidas donde trabaja, se desató el ataque terrorista que dejó al menos siete personas muertas y decenas de heridos.
Esa noche, cerca de las 10, tres hombres embistieron con una camioneta a unas 20 personas que se encontraban en la estación del Puente de Londres. Después, condujeron hasta el cercano Borough Market, uno de los mercados gastronómicos más grandes de la ciudad, se bajaron y apuñalaron a los que pasaban.
De acuerdo a lo que publica el sitio Infobae.com, en ese momento, Ana se encontraba en el fondo de “Porteña”, el único puesto de comida argentina del Borough Market, donde trabaja hace 10 meses. "Cerrá la persiana que hay un loco con un cuchillo", escuchó ella de parte de su compañero Freddy Miranda. Se dirigía a Patricio Trujillo, el encargado, que se quedó paralizado primero para luego bajar persianas con rapidez.
Desde el interior, los cuatro empleados de "Porteña" y un cliente que estaba en el lugar, pudieron ver cómo afuera los tres terroristas acuchillaban a todos los que podían.
"Mi compañero Freddy nos dijo 'todos al piso, todos al piso, cúbranse la cabeza'. Su reacción nos hizo reaccionar", le contó Ana a Infobae, que en ese momento obedeció y se tiró al suelo, quedando a unos metros de su otra compañera, Iva Ludikova.
"Iva y yo no dejábamos de temblar, ella lloraba todo el tiempo porque tenía a su hermana trabajando en otro bar a la vuelta y no podía comunicarse, no podía saber cómo estaba", dijo la rosarina, que escuchó cómo los clientes de un bar vecino se enfrentaban a los terroristas "tirándoles cuchillos, vasos y sillas".
Al poco tiempo oyó llegar a toda velocidad un auto de la policía que "arrasó con todo" lo que había en la parte de afuera de "Porteña", mesas, sillas y sombrillas, para que inmediatamente después se desatara una balacera entre las autoridades y los terroristas. Hubo una balacera que terminó con los tres terroristas muertos. Unas horas más tarde el Estado Islámico se adjudicó el ataque.
Una bala perdida entró dentro del local donde afortunadamente todos continuaban en el suelo, por lo que el proyectil pasó varios centímetros por encima de ellos. "Cuando empecé a escuchar las balas agarré el celular y empecé a contar en el grupo que tengo con mi 'Familia' de Rosario todo lo que iba pasando", recordó.
El atentado del 22 de marzo pasado había encontrado a Ana en su casa, muy lejos del puente de Westminster en el que Khalid Masood, de 52 años, atropelló con su auto a decenas de personas y mató a cinco, incluido un policía al que apuñaló cuando quiso detenerlo. Ella siguió los hechos por las noticias y confiesa que ni siquiera en ese momento, a pesar de encontrarse en la misma ciudad, pensó que podía llegar a pasarle algo así.
"Cuando no lo vivís tan de cerca, cuando a lo mejor le pasa a otro, te parece como que no va a pasar", admitió, y diferenció esa sensación de la que vive por estas horas, a menos de un día del ataque, mezcla de "amargura" y de "dolor".
"Después de dos horas y media vino la policía y nos sacó de ahí a los gritos, con las manos arriba", contó. Varios fotógrafos capturaron al grupo abandonando el lugar, las miradas perdidas, los delantales todavía puestos. "Nos llevamos el susto en el cuerpo", compartió Ana, poniendo en palabras la escena.