La canadiense Donna Penner contó una experiencia por la que atravesó hace 8 años cuando fue sometida a una cirugía y la anestesia general no le hizo efecto.

La mujer tuvo que realizarse a una operación de rutina en un hospital rural de Manitoba. "Por alguna razón ese día estaba nerviosa, se trataba sólo de una laparoscopia, un proceso en el que me iban a hacer un par de incisiones en el abdomen para poder introducir instrumentos y explorar el área", contó Donna a la cadena BBC.

La paciente siguió todos los pasos que le iban indicando los médicos: "Me acostaron en la mesa de operaciones y empezaron a hacer todo eso que hacen habitualmente: me conectaron a los monitores, el anestesiólogo me puso algo por vía intravenosa, luego una máscara y me dijo que respirara profundo", explicó.

Cuando Donna se despertó, todavía podía escuchar los ruidos de la sala de cirugía y pensó “Que bueno, ya pasó todo”. Pero al contrario de lo que creía la mujer que todo había terminado, se dio cuenta que la cirugía recién estaba por comenzar: “Escuche: Bisturí por favor y quedé literalmente helada”, contó.

Según el relato de Penner, junto con la anestesia le habían aplicado un bloqueador neuromuscular que produce parálisis: "Desafortunadamente, la anestesia general no funcionó, pero el paralizador sí".

"Entré en pánico. Esperé unos segundos y luego sentí que me hacía la primera incisión. No tengo palabras para describir el dolor que sentí. Pero estaba tan paralizada que no podía llorar", relató.

Mientras tanto, la cirugía se continuaba realizando como si nada estuviera pasando. "Por el monitor yo oía cómo los latidos de mi corazón eran cada vez más rápidos", recordó la mujer y agregó: “Escuché lo que hablaban y lo que hacían, sentí cuando el cirujano hizo las incisiones y cuando introdujo los instrumentos en mi abdomen, y también cómo movía mis órganos mientras exploraba".

"Había pasado por momentos en los que la agonía del dolor era tal que pensé que iba a morir, Así que me despedí mentalmente de mis seres queridos. Ya no podía respirar y dejé mi cuerpo", relató Donna y agregó: "Soy cristiana, no puedo decir que fui al cielo, pero tampoco que estaba en la Tierra. Era otro lugar. Había una presencia conmigo, siempre digo que era Dios, porque no tengo ninguna duda de que él estaba ahí a mi lado".

En su relato, la mujer, también contó cómo "volvió". "Fue como si alguien hubiera chasquido los dedos. Volví a la sala de operaciones, la enfermera gritaba, hasta que el anestesiólogo dijo que me coloquen la bolsa de resucitación'".

Cuando la emergencia fue superada y Donna ya estaba en su habitación la fue a visitar el cirujano quién le preguntó como estaba y ella le contó que había sentido como la cortaba. “Donna no tengo ninguna dudas de que estuvo despierta durante toda la operación'", le confirmó le profesional.

Penner sufrió de estrés postraumático y recibió ayuda terapéutica. “Me recomendaron hablar, hablar y hablar”, dijo Donna, quién desde entonces colabora con médicos de distintas instituciones para que se tome consciencia de lo que puede pasar con los pacientes adentro de un quirófano.