El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organiza el UrbanLab, un concurso para la realización de un proyecto urbanístico específico dirigido a estudiantes universitarios avanzados y jóvenes profesionales como una manera de que ingresen en su campo profesional, buscando cerrar la brecha entre los jóvenes y el mercado laboral, así como promover un espacio participativo que ponga en discusión los paradigmas de la disciplina, tal como publica el sitio de la UNR.
La edición 2017 del UrbanLab proponía desarrollar un proyecto urbano integral, innovador y sostenible para el predio de carácter patrimonial del ex Ferrocarril General Belgrano, de 20 hectáreas, contemplando una zona destinada al Parque Joaquín Lavado Quino, en Guaymallén, Mendoza.
En esta edición un grupo de estudiantes de la UNR llegó a la final, es la primera vez que un equipo de alumnos de una universidad argentina accede a la final, superando en el transcurso de las distintas etapas a más de 70 universidades de 13 países con 101 proyectos.
El equipo finalista está formado por las estudiantes de Arquitectura, Maite Ibars, María Victoria Fontana, Lucía Simón y Juan Manuel Vila, de Ciencias Económicas, quienes elaboraron el proyecto Conexiones, que buscaban generar un espacio público inclusivo, que sirva para la mejor relación y comunicación al interior del barrio.
La instancia final del concurso era realizar una presentación en vivo de los tres proyectos finalistas en el marco de la Reunión Anual del Banco Interamiericano de Desarrollo.
La presentación fue un desafío para el equipo de estudiantes de la UNR, que debieron prepararse para cumplir con las diferentes disposiciones y protocolos que establece el organismo internacional.
Cada equipo finalista tuvo ocho minutos para realizar su presentación y el tiempo estaba perfectamente ajustado al programa del evento.
“Recién cuando estuvimos ahí nos dimos cuenta de la dimensión del evento donde estábamos, toda la ciudad de Guaymallén se había preparado para la actividad, había funcionarios nacionales y de otros países. Realmente tuvimos que prepararnos para realizar una presentación con el tiempo totalmente ajustado y ante un público que no es profesional” detallan María Victoria, Maite y Lucía.
Los equipos que llegaron a la final, junto con la Universidad Nacional de Rosario, representaban a la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia), a la Universidad Central de Venezuela, sede Barquisimeto, y a la Universidad Nacional de Rosario. La Universidad Central de Venezuela fue la ganadora del premio para la conversión del Ecoparque Quino. La UNR compartió el segundo lugar con la Javeriana de Bogotá.
El proyecto
Los estudiantes que formaron parte de la experiencia debieron trabajar por casi nueve meses para desarrollar su proyecto, la iniciativa de participar surgió por la sugerencia del docente Alberto Ochoa, de la materia de Intervención Urbanística (Cátedra Bargos) quien fue el tutor del proyecto. Las alumnas contaron que realizar este proyecto les significó tener la carga horaria de una materia más, debieron investigar a través de fotos y videos como era el territorio sobre el que tenían que trabajar sino también eran las expectativas de funcionarios y vecinos sobre el uso de este espacio público.
Las estudiantes rosarinas no viajaron a Mendoza antes de la final, pero establecieron un fluido contacto con la comunidad educativa de la escuela del barrio a través de chats y videos, de esta manera pudieron reconocer sus necesidades y hábitos a la hora de encarar el diseño.
El proyecto buscó aprovechar todo el espacio existe, revalorizar el patrimonio arquitectónico dándole un uso a las construcciones del viejo ferrocarril y ofrecer espacios lúdicos, educativos y de formación. Además tomaron en cuenta el aprovechamiento del recurso del agua que circula en la zona para la realización de huertas, ya que es una región árida donde los cultivos requieren riego artificial.
“Conexiones” proponía circuitos peatonales y bicisendas, que faciliten la movilidad, sectores de juegos y de prácticas deportivas, así como la adaptación de las estructuras de la vieja estación para poner en funcionamiento una biblioteca pública, talleres destinados al aprendizaje de ocios, ferias y actividades culturales, y el Museo del Ferrocarril como elemento que rememora la esencia del predio.
Para las alumnas de la UNR, fue un desafío trabajar con un espacio tan grande, relataron que cuando llevaron a escala los primeros bocetos se dieron cuenta de que habían tomado en cuenta el diseño pero no las dimensiones, “Habíamos dibujado unos senderos que por sus dimensiones parecían una avenidas” . Otro de los puntos que les significó una diferencia fue el hecho de tener que trabajar con un presupuesto real, lo que fue un gran aporte contar con un estudiante de ciencias económicas en el equipo.