Miriam Emilce Vaca Guevara salió de su casa el miércoles pasado y se dirigió a un comercio del centro de la ciudad de La Plata. Eligió un par de prendas pero, cuando llegó el momento de pagar, sacó dos armas y pretendió escapar con la mercadería. La atraparon a un par de cuadras, pero la sorpresa fue que al revisar sus antecedentes, descubrieron que tenía arresto domiciliario desde noviembre de 2016.
La mujer, exoficial de la Policía Bonaerense, había violado ese beneficio por lo menos tres veces para robar en distintos negocios de la zona. Lo insólito fue descubrir que para salir, Guevara colocaba su pulsera electrónica en el cuello de su perro caniche.
El otro dato que no pasó desapercibido para los investigadores es que su pareja también es agente del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires y es por eso que ahora también investigan su posible complicidad en el hecho.
La malla del dispositivo de monitoreo de la acusada “no está violentado de ningún modo”, indicaron fuentes judiciales al diario El Día. La hipótesis es que “pudo sacárselo porque adelgazó o estaba mal colocado”.