Un predio de ocho hectáreas ubicado en Avellaneda y Uriburu, zona sur de la ciudad, fue usurpado por familias sin techo hace un mes y los propietarios del lugar, con huertas desde 1924 y que decidieron lotear para vender ante la crisis del rubro, temen quedarse sin nada.
Julio César Aidar aseguró a Rosario3.com que el predio "pasó de padre a hijo durante décadas siempre sembrando verduras hasta hace diez años que la actividad quebró, ya no fue rentable por la situación económica". Entonces, los herederos tomaron la decisión de lotear para comercializar las tierras.
Pusieron un casero o guardia que estuvo casi diez años, porque los trámites para hacer el loteo y los permisos demoraron. "Lo golpearon y le robaron varias veces, la última lo balearon. Hicimos la denuncia pero no pasó nada. El hombre se cansó y se fue el 7 de enero. Al otro día rompieron el cerco y se robaron la tranquera", relató Aidar.
Siempre según el testimonio del propietario del terreno, el 16 de enero se produjo la usurpación del loteo. Hicieron la denuncia en la Policía pero los mandaron a Fiscalía y de allí le recomendaron avisar a la Municipalidad. Aidar afirmó que recurrió a todos pero nadie le dio una solución.
La investigación por la denuncia de usurpación la tomó la fiscal Viviana O`Connel. Hubo una citación el 31 de enero y allí la Justicia le pidió un informe de la situación a la Municipalidad, además de conocer el estado de los menores.
"El tiempo pasó y ya hay 177 familias censadas dentro del predio. Pero eso no es todo, tuvimos que donar tres hectáreas a la Municipalidad para abrir calles y autorizar el loteo, así que acá también hay usurpación del espacio público", añadió Aidar.
"Es inadmisible lo que pasó", lamentó el dueño del predio, quien adelantó que el miércoles se realizará una nueva audiencia judicial en donde el municipio deberá presentar su informe.
La ocupación de tierras por parte de familias sin vivienda suele ser un choque de necesidades de difícil resolución, mucho más en una ciudad con fuerte déficit habitacional. Ese escenario frágil e inestable termina afectado el derecho de familias sobre sus terrenos que, como en este caso, caen en el hueco que deja la carencia de políticas de Estado.
Aidar resume su desesperación de este modo: "No tengo buenas expectativas. Se van a quedar ahí y van a pasar años hasta que esto se pueda arreglar, con una expropiación, o no sé cómo".