La publicidad de la cerveza entra tangencial en el diálogo que tenemos frente al televisor, donde comemos, tomamos y hablamos de la vida. Cada tanda publicitaria comienza con ese mismo comercial que sin saber por qué, me incomoda. La charla no me deja concentrarme en el mensaje publicitario y el malestar continúa. La quinta vez que el programa va al corte, me acerco al tele, le presto atención y lo entiendo.

El protagonista es José Mourinho, director técnico de Manchester United, quien desde una terraza hace una especie de proclama a los hombres a dejar todo lo que están haciendo y a liberarse porque hay partido. Los primeros planos muestran las caras de esos hombres que interrumpen la rutina, abandonan sus lugares de trabajo y dejan todo para ir tras el fútbol y la cerveza de la marca en cuestión, razón de ser del mensaje.

La única mujer que se destaca con claridad (quizás haya otras, pero no en primer plano) está en la cama y mira con disgusto a su pareja que la deja para unirse a la proclama de liberación. Listo. Ya entendí por qué el malestar.

Me gusta el fútbol y me gusta la cerveza, pero el creativo me dejó afuera de ambas cosas, por ser mujer, con un planteo tan machista como demodé. Suficiente argumento para cambiar de marca.

Como esta anécdota que muestra un claro planteo machista del equipo publicitario, decenas de situaciones diarias suelen pasar desapercibidas y quedan fuera de nuestro registro, por eso mismo, por cotidianas, por parecernos casi normales.

Con la idea de reunir esos testimonios que hacen a la vida de todas las mujeres del mundo, Alejandra de la Fuente, estudiante de Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos, Madrid, impulsó el hashtag #ComoMujerMeHaOcurrido y a las pocas horas se convirtió en trending topic en España. Lo hizo junto a sus compañeros desde de su programa de radio, Recuperando Memoria, especializado en la memoria histórica, que recopila además, micro relatos feministas para publicar un libro.

Los relatos en primera persona en ámbitos laborales, educativos, familiares, amistosos y callejeros, entre otros, brotaron con la espontaneidad y rapidez de lo que necesita expresarse, decirse y gritarse sin más dilaciones. Aquí, algunos ejemplos: