El Paraná y su ribera, tanto la de la ciudad como la de las islas, sufren de un grado elevado de contaminación provocada básicamente por los productos que los seres humanos desechamos en la tierra y en el agua. Tras una jornada de limpieza, desde el Paraná NO se toca –una de las organizaciones ambientalistas organizadoras–advirtieron que la población no es consciente de la magnitud de la toxicidad en este escenario, debido al enorme cauce del río. “Si el Paraná fuera chico como el Riachuelo estaría así de contaminado”, graficó Marina Pagliaroli, una de las integrantes de la ONG.
Las botellas plásticas conforman la principal fuente de contaminación en el río, según analizaron desde la organización luego de participar del día de limpieza el domingo 12 de noviembre pasado. “En la jornada de limpieza del río encontramos en su mayoría, botellas plásticas de bebidas, además plásticos rígidos (botellas de detergente, aceite de lancha, de elementos de limpieza, muchísimos trozos de plásticos que no pudimos precisar de qué eran). También yoghurt y, para destacar, envases de alimentos envasados en Paraguay. Además, envoltorios de alimentos, en su mayoría de galletitas, una gran cantidad de bolsas de nylon (muchas de ellas las encontramos en el agua enterradas por la arena), cubiertas de autos, envases de tetabrik, botellas de vidrio, tanzas, sogas, pañales, calzado papeles, trozos de esponjas para limpiar embarcaciones, telgopor muy desgranado lo que imposibilitó en algunos tramos su recolección, metales, envases de bebidas en lata y colillas de cigarrillos”, enumeró con precisión Marina Pagliaroli a Rosario3.com.
Para la ambientalista, la “cantidad de basura es excesiva a lo largo de la costa a ambos lados del río”. En este sentido, advirtió: “El gran caudal del río lamentablemente “enmascara”, por eso la necesidad de visualizar la enorme cantidad de desechos que se vierten, desde los efluentes de todo el cordón industrial, hasta los desagües pluviales y cloacales de las ciudades que atraviesa, los residuos navieros, etc, que además siempre contienen plásticos y materiales no orgánicos que no pueden ser degradados por los organismos que viven en el río”. Advirtió al respecto: “Al ser tan grande el caudal del Paraná no dimensionamos la enorme cantidad de basura que le arrojamos. Si fuera un río pequeño, como el Riachuelo de Buenos Aires, estaría absolutamente contaminado”, graficó.
La contaminación del agua perjudica también, enormemente, a aves, peces, reptiles y anfibios: “Cualquiera de ellos puede ingerir plásticos confundiéndolos con alimentos. Los plásticos en contacto con el aire, el sol y el agua se van resquebrajando y generando fragmentos cada vez mas pequeños, cuando tienen un tamaño menor a 5 milímetros se los llama “microplásticos” y se han encontrado microplásticos en los sistemas digestivos de los peces del río”, observó. En ese sentido, Pagliari explicó: “Los plásticos son la principal causa de muerte en las tortugas, ya que les obstruyen el tracto digestivo. Durante su lenta descomposición, los plásticos liberan sustancias tóxicas que les han sidos incorporadas en su fabricacion y a su vez pueden absorber los que haya en ese ambiente, como el PCB, que es un tóxico persistente y luego, si son consumidos, contaminan a la especie que lo ingiere, ingresando en la cadena alimenticia”.
Por otra parte, las colillas de cigarrillo también son muy contaminantes. “Como generalmente no son concebidas como “basura”, en su mayoría terminan en las playas y cursos de agua y allí liberan sustancias tóxicas perjudiciales para la flora y la fauna del lugar”, destacó.
Consultada sobre la responsabilidad de esta situación, manifestó: “El actor principal en este tema es el Estado, que debe exigir y controlar a las empresas generadoras de productos para que reduzcan la utilización de materiales plásticos y además que las mismas empresas se hagan responsables de la recolección y disposición final de los residuos que su actividad produzca” y propuso: “Hay que seguir insistiendo en la educación y concienciación sobre un consumo responsable, reduciendo el uso de productos con envases plásticos y en la separación domiciliaria de los mismos para posibilitar su reciclado. También se debería fomentar y otorgar derechos al trabajo de los recolectores y recicladores urbanos”.