Se llama sepsis y pocos saben que es una enfermedad tan mortal como un ictus o un infarto. La sepsis, síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS), es una enfermedad grave que se caracteriza por una respuesta inflamatoria sistémica del organismo ante una infección.
La reacción inflamatoria nace como respuesta a gérmenes patógenos pero no se debe a la presencia de los microorganismos, sino a la acción del sistema inmune que libera sustancias inflamatorias.
En los últimos años se ha logrado disminuir la mortalidad gracias a un mejor conocimiento de su fisiopatología, la puesta en marcha de un conjunto de medidas encaminadas a su rápida detección y su inmediato tratamiento, según 20minutos.
En todo caso, la sepsis sigue causando unos 1.400 fallecimientos al día en todo el mundo, más que otras patologías como el infarto de miocardio o el ictus, e incluso que las causadas por los tumores mamarios, colorrectales, páncreas y próstata juntas.
Un adecuado diagnóstico de la patología y un inicio temprano del tratamiento son claves para seleccionar adecuadamente al paciente apropiado, que obtendrá el máximo beneficio del tratamiento.
Las nuevas perspectivas en el manejo de esta enfermedad se centran en modular la respuesta inflamatoria y limitar la acción dañina de los productos bacterianos sobre el sistema inmune. En este sentido, se han desarrollado dispositivos absorbentes de endotoxina, dado que ésta es uno de los principales desencadenantes de todo el fenómeno inflamatorio de la sepsis.
Una de las claves para la eficacia de estos dispositivos es su utilización precoz, cuando todavía sigue habiendo endotoxina circulante que va a mantener la amplificación de la respuesta inflamatoria uniéndose a sus receptores.