Con lo cara que está la comida, da mucha bronca ver que una rebanada de pan lactal, un trozo de queso o una fruta aparezca atacado por el moho. Por eso es muy común que se opte por cortar el pedazo “malo” para aprovechar el resto. Sin embargo los especialistas en bromatología lo desaconsejan.
Ocurre que el moho es un tipo de hongo que se desarrolla al igual que lo haría un hongo, es decir, que tiene numerosas raíces que se esparcen por debajo de la superficie y que no vemos, según consignó Quo.
Es por eso que a pesar de que parezca que solo hay una parte “enferma”, en realidad todo el alimento está afectado. Incluso en algunos alimentos como el pan lactal, su composición mullida y porosa favorece a que este desarrollo sea mayor y más rápido.
Y si no se actúa a tiempo con el producto con moho, acabará por infectar al resto de la comida que tenga cerca, ya que las esporas pueden volar y trasladarse sin problemas. Por eso lo mejor que se puede hacer para evitar una intoxicación, es tirar el alimento que fue atacado y tener en cuenta la próxima vez de controlarlo y conservarlo tal como indican los envases.