Según publica el portan de negocios punto biz, que cita a altas fuentes municipales, el intendente Miguel Lifschitz es consciente de que la decisión generará rechazo de organizaciones de derechos humanos, grupos de izquierda y sectores del propio Partido Socialista.
La cuestión es que, más allá de que la Municipalidad ya compró el inmueble, las negociaciones con la firma que explota el bar, que tiene contrato hasta 2009, se trabaron. Y el costo económico de apurar la salida legalmente puede ser muy alto para las arcas municipales por lucro cesante.
La idea del intendente sería ofrecer a los empresarios participar de algunas de las licitaciones de bares en marcha para que Rock and Feller’s pueda instalarse en algún otro lugar.
La idea original de la Municipalidad era tomar posesión de la casona el 24 de marzo de este año, algo que a esta altura ya es imposible.