El mindfulness no termina en los ejercicios de respiración, sino que implica prepararse para un cambio de actitud, con el objeto de saber qué pensamientos van pasando por nuestra mente, a qué se refieren, si esos pensamientos nos están perjudicando ya que nos llevan a sentir algunas relaciones como desagradables, lo que nos estaría indicando que deberíamos ampliar nuestra percepción, tal vez para que esos pensamientos cambien de dirección. “Es decir, para que nos permita ir ampliando la información desde el interior de cada uno y desde el exterior, de tal modo que el resultado de la interpretación va a ser distinto”, indicó la psicóloga especialista en mindfulness, Ana Luisa Di Palma.
Señaló que si una persona interpreta las cosas de una manera diferente al modo en que las viene interpretando, sus sensaciones internas y sus emociones van a modificarse. “Entonces, empezamos relajando por medio de la respiración que es fisiológica y nos permite trabajar lo biológico, ayudando a la mente y lo referente a lo espiritual, que es el sentido que le doy a lo que está pasando”, remarcó.
- ¿Todo lo cual apunta a un sentimiento? ¿Un siento qué?
- Sí, siento qué, aunque a veces, ni siquiera me doy cuenta qué siento, ya que el objetivo del mindfulness es conectarse con uno mismo, tomar consciencia de lo que está pasando ahora y, de ahí en más, poder ver la dirección que voy a seguir.
- Dos cuestiones que vos mencionás, mindfulness y meditación: ¿Cuál incluye a cuál? ¿La meditación es parte del mindfulness o a la inversa?
- Creo que el mindfulnes puede formar parte de la meditación, ya que esta es un estado de conciencia, al que el mindfulness va a ir llegando de a poco, porque es un proceso, o, como dice Jon Kabat-Zinn, “es una forma de ser, una forma de percibir y hasta una forma de amar”.
- Yo que nunca hice meditación y quiero comenzar a practicarla, ¿qué cosas tengo que saber? ¿Qué cosas tengo que dejar?
- En realidad, no dejamos nada, lo traemos todo. Vamos a empezar, ya que yo voy a escuchar qué es lo que te está pasando para armar en mi cabeza y en mi alma tu estado. Esto requiere de mi parte una actitud empática muy fuerte, y una vez que estamos ubicados los dos en la misma ruta -ya que sino no funciona-, comenzamos, por decirlo de alguna manera, con la parte biológica, la parte de respiración. Y la parte psicológica que vamos a usar es la de atención plena, como una función psicológica superior, ya que si no podemos prestar atención no vamos a ir a ninguna parte. El principio es la atención sobre la respiración, y con estas dos herramientas y esta actitud, vamos a empezar el viaje, del que no sabemos cuánto durará. La otra persona tomará su propio camino.
- ¿Cualquiera puede incorporarlo?
- Nosotros trasmitimos mindfulness, ya que no creo que lo enseñemos, sino que trasmitimos un recurso que en realidad está en potencia en cada uno de nosotros. Todos sabemos, tenemos un saber interior, nos conectamos con esos saberes, y después cada uno sabe, una vez que está conectado con uno mismo, el camino que tiene que elegir. La empatía, como señala Rifkin en su libro “La civilización empática”, está en el interior del ser humano. Tenemos una biología que favorece el desarrollo de la empatía y nos permite conectarnos con los otros, solo que a veces no prestamos atención, distraídos por nuestros apuros y nuestras exigencias, nos desconectados de nosotros mismos, por lo que no podemos conectarnos con los otros. Por eso digo que el mindfulness es una cuestión de actitud por lo cual no es necesario dejar nada afuera. Con todo lo que tenemos, cada uno se hará cargo de lo que tengo y elijo, ya que es mi responsabilidad hacerlo, con qué me quedo, qué desecho, o qué transformo.