En el Concejo analizan un proyecto que propone la distribución de la llamada copa menstrual en dispensarios y centros de salud para reducir el uso masivo de toallas higiénicas y tampones y con ello, la contaminación al manipular estos residuos considerados patológicos. De acuerdo a los argumentos sostenidos por su autora, la concejala Agustina Bouza, una mujer menstruante produce 2.600 kilos de basura en 40 años a raíz del uso de apósitos y tampones.
La copa menstrual es un dispositivo recipiente ahuecado de silicona, que se adhiere a las paredes vaginales sin ningún inconveniente, adaptándose a cualquier movimiento y acumulando todo el flujo en su interior. Además, existen diversos talles que se adecúan a cada anotomía del cuerpo femenino.
De acuerdo a la iniciativa de la edila del PRO, que espera su tratamiento y sanción este año, “a diferencia de los tampones, que también se usan internamente, la copa menstrual no absorbe la sangre dado que ésta queda contenida en el interior de la copa hasta que se extrae de la vagina y se desecha el líquido”.
Según los considerandos del proyecto, una mujer utiliza aproximadamente 5 toallas higiénicas normales diarias, usa entonces un total de 25 toallas higiénicas durante un mes, o bien 3 toallas normales y 1 toalla nocturna sumando 15 toallas normales y 5 toallas nocturnas al mes. También se establece que una mujer con flujo normal usa aproximadamente 13.000 toallas higiénicas a lo largo de su vida. Si cada toalla usada pesa 5 gramos, produce 65 kilos de basura al año solo en toallas higiénicas. En cuarenta años son 2. 600 kilos de basura. O sea que cada cien mujeres menstruantes producen 6.500 kg de basura al año. En cuarenta años se tiran a la basura 260 toneladas de protección menstrual altamente contaminante y no degradable en nuestro medio ambiente.
“Recordemos que una toalla higiénica demora en degradarse hasta 500 años”, advierte la edila y recuerda que la copa, al ser de silicona de uso médico es hipoalergénica y que dura hasta 10 años amortizándose su costo en el primer año.
Por otra parte, la iniciativa señala que “usar toallas femeninas y tampones con blanqueadores y aromatizantes está asociado a problemas de alergias, resequedad vaginal, candidiasis (el ambiente cálido y húmedo que crea una toalla favorece la proliferación de este hongo), o el síndrome de shock tóxico, infección bacteriana causada por el uso prolongado de tampones”.
Por todas estas razones, Bouza propone al Ejecutivo municipal que, a través de la Secretaria de Salud, implemente una campaña de concientización sobre la minimización de residuos y consideración de los tampones y toallas higiénicas como desechos patogénicos y, asimismo, realice un sistema de reparto gratuito en dispensarios y centros de salud de copas menstruales.