David Ezequiel Campos y Alejandro Emanuel Medina fallecieron el 23 de junio en Callao entre Arijón y Cazadores, en el sudoeste de Rosario. Fueron perseguidos por varios móviles de la Policía y sufrieron varios disparos de arma de fuego que causaron sus muertes. A más de dos meses de los decesos aún no está claro cuál fue el motivo por el que fueron seguidos por los agentes que resultaron detenidos este martes por la noche por parte de la delegación local de la Policía Federal Argentina (PFA). El fiscal sospecha que hay algunos efectivos más comprometidos pero el resto hizo un "pacto de silencio".
La persecución, según las primeras informaciones que recibió en la escena del crimen el fiscal Adrián Spelta, se originó en Grandoli y Gutiérrez. Según la versión policial, las víctimas se escaparon de un control a bordo de un Volkswagen Up después de haber salido a bailar. Desde ese punto hasta Callao y Cazadore pasaron 35 minutos.
Siempre según el relato de los agentes, ambos huyeron del control y una vez que chocaron contra un árbol dispararon contra los uniformados, que luego repelieron el ataque. En el interior del Volkswagen Up había dos armas de fuego.
Pero, está claro, algo –sino todo– de esta versión no le cierra a la Justicia, que ordenó las detenciones de los policías.
De los 18 agentes arrestados por la fuerza de seguridad nacional este martes por la tarde noche hay algunos que están más comprometidos por estar sospechados como autores de los tiros fatales. Una de las líneas de investigación es que algunos agentes dispararon y otros encubrieron el hecho. Para la investigación fue clave los GPS de los patrulleros y las cámaras de seguridad de las zonas donde circularon los vehículos.
El fiscal Adrián Spelta sostuvo que sólo un par de uniformados está involucrado de forma directa en la persecución fatal y la mayoría, a pesar de no haber cometido ninguna irregularidad, igual firmó el acta de procedimiento conjunta. “Hay un uso y costumbre habitual que tiene el personal policial en el cual hay una o dos personas comprometidas pero el resto se autocompromete”, expresó en Radio 2 el 6 de julio.
“Nada tienen que ver con el hecho, no hicieron nada mal. Incluso viendo las cámaras, hasta cierto momento –el final– la persecución venía siendo normal y muchos (agentes) ni siquiera cometieron irregularidades pero terminan firmando el acta de procedimiento en una suerte de, para llamarlo de forma coloquial, pacto de silencio. Eso es lo que estoy notando en ese accionar policial”, añadió.
Avances en la causa
Una pericia –barrido electrónico– indicó que en las dos manos de Campos, que estaba como acompañante en el Volkswagen Up, tenía partículas de pólvora. Esto, sin embargo, no quiere decir que los tiros hayan salido de las dos armas encontradas en el auto. Según dijo el hermano de Campos, "a David y a Emanuel les plantaron armas viejas", de las cuales una –afirmó– tal vez no funciona. "A mi hermano le pusieron pólvora", aseveró.
"Fui uno de los primeros en llegar de los familiares porque vivo cerca de ahí. Un policía me dijo que había que averiguar si mi hermano estaba ahí y que había que averiguar si ese era su auto", dijo Germán, hermano de una de las víctimas.
La versión que tiene la familia
"Todos tenemos un amigo policía. Nosotros averiguamos por nuestra parte qué pasó. Los chicos no escaparon de ningún control. Inventaron un supuesto operativo. Iban con los vidrios altos escuchando música. Pensamos que no habían escuchado la voz en alto de la Policía, pero los balearon durante todo el recorrido, no sólo donde chocaron contra el árbol. Cuando se dieron cuenta que eran seguidos ya tenían un disparo en el auto", afirmó Germán Campos.
El familiar de David aseveró que el doble crimen ocurrió a las 11.08 de ese día y que el fiscal de Homicidios Dolosos llegó al lugar cerca de las 12.15. "La Policía tuvo una hora para modificar la escena. Plantaron las armas y le pusieron pólvora en las dos manos a David", agregó.