Dejó la escuela de chico, después de repetir varias veces cuatro grado, creció sin padre, empezó a fumar marihuana en el patio de su escuela primaria y en la adolescencia robó sin freno en la República de la Sexta. Uno, dos, tres, 57 delitos cometió Carlos Jesús Fernández como menor de edad hasta que su apodo, Pelo Duro, se hizo leyenda urbana.

Se escapó del Instituto de Recuperación del Adolescente de Rosario (Irar) y de centros de adicciones a las drogas cuantas veces pudo. Cruzó la barrera de los 18 años y siguió en el mundo del hampa. Visitó Coronda y otros penales. Hasta tuvo nuevas versiones, jóvenes delincuentes que lo homenajearon en las calles rosarinas.

Su nombre volvió a sonar este martes, con el operativo de la Policía Federal que realizó 33 allanamientos. Ahora, con 26 años, lo buscan como integrante de Los Funes, una de las dos bandas enfrentadas por el territorio para robar y dominar el narcomenudeo. El fiscal Adrián Spelta confirmó en conferencia de prensa este martes a la tarde que Pelo Duro es uno de los prófugos. ¿Qué pasó en el medio con ese símbolo de la delincuencia juvenil y de la incapacidad del Estado para contenerlo (o al menos detenerlo) a lo largo de los años?

Largo historial

El 29 de enero de 2010 Pelo Duro fue detenido por primera vez como mayor de edad por el supuesto homicidio de María Carrizo, de 31 años, atacada en Chacabuco al 2200.

Después se comprobó que no tenía ninguna vinculación al crimen de la mujer. Pero ya le jugaban en contra sus abultados antecedentes como menor de edad. Según la Policía de Rosario, acumuló 57 causas penales cometidas durante su adolescencia.

En febrero de ese año, fue apresado y acusado de protagonizar un asalto a mano armada a una pizzería. En diciembre, cuando llevaba apenas un mes libre, volvió a caer. Le imputaron un robo a una mujer en su auto y le encontraron los objetos del asalto en su casa de República de la Sexta.

En la década anterior, cada robo en la zona de la Sexta cometido por un adolescente varón era señalado como un hecho más de Pelo Duro. En esa época cosechó una marca en el cuerpo, casi una medalla para mostrar en los penales y agrandar su nombre. Una herida de bala en una pierna producto de un tiroteo con agentes del Comando Radioeléctrico, el 15 de abril de 2007, después de un asalto en Pasco y Chacabuco.

Para la Policía, los vecinos atemorizados o los estudiantes y docentes de La Siberia era el culpable de todos los robos. Para algunos pibes del barrio, que se acercaban al mundo del delito, una leyenda urbana a emular.

Esa máxima marginal trascendió al mundo de lo público en mayo de 2012. Carlos Jesús Fernández ya tenía 21 años y estaba preso en Coronda pero otro adolescente cayó en la zona sur bajo el mismo alias. “El chico de 15 años se hace llamar Pelo Duro”, confirmó el comisario Néstor Fernández. El responsable de la seccional 13ª resumió la anécdota policial con una frase que fue título de Rosario3.com aquel día: “Es el nuevo Pelo Duro”.

“Quiero una oportunidad”

"A mi la fama me hizo mal. Y las drogas, que son las que me traen acá. Por eso quiero una oportunidad para dejar de consumir, pido que me ayuden y si yo salgo puedo ayudar a muchos otros. Me gustaría que si hablan de mí digan 'Pelo se recuperó, está bien, trabaja y cuida a su hijo'", dijo Carlos Fernández en 2011, cuando le dio una entrevista a Rosario12, detenido en la comisaría 4ª.

Además de contar el origen de su apodo -un chico le pegó un chicle en su cabello y fue anécdota familiar-, dijo que repitió cinco veces 4º grado hasta que lo echaron y llegó hasta 6º en otro establecimiento. Empezó a fumar marihuana en la escuela primaria. Fue a padre a los 19 años de un chico que no quiere que, como él, crezca sin papá.

“Si dejo la droga hasta podría estudiar. Quiero esa oportunidad, a veces pienso en poder irme lejos porque ahí, en el barrio, conozco todo", deseó en aquel momento. Algo (todo) falló y Pelo Duro siguió en el barrio y no logró escapar del laberinto. Ahora está prófugo de la Justicia, imputado como uno de los integrantes renombrados de Los Funes, en robos, escruches, narcomenudeo e incluso homicidios.