Fue un 8 de Marzo distinto. Este Día Internacional de la Mujer incluyó la inédita convocatoria a un paro de actividades que tuvo por objetivo visibilizar la trascendencia del trabajo que las mujeres realizan dentro y fuera de sus casas, exigir la igualdad de derechos en todos los ámbitos de acción y la autonomía total sobre sus cuerpos, y repudiar todos los tipos de violencia patriarcal de los que son víctimas. Rosario dijo presente y más de diez mil mujeres marcharon juntas.
Tal como se vio durante el 31° Encuentro Nacional de Mujeres que se realizó en Rosario en octubre último, la nota característica de este 8 de marzo en la Plaza San Martín, punto de encuentro para la marcha hacia el Monumento a la Bandera, fue el color y la diversidad, aunados, sin embargo, en una consigna clara y contundente: decir basta a la violencia machista.
Hubo quienes pudieron participar durante toda la movilización, que arrancó pasadas las 18 para llegar al Monumento una hora y media más tarde, y también quienes por razones laborales o personales se sumaron durante menos tiempo, porque de eso se trataba, de que cada mujer pudiera acercarse, autorrepresentarse y manifestarse por sí misma.
Colectivos de mujeres, grupos sin ninguna afiliación, mujeres que se arrimaban a la marcha durante el trayecto, organizaciones sociales, mujeres militantes de partidos políticos, colectivos trans, mujeres dirigentes gremiales y funcionarias. Mujeres trabajadoras, jubiladas, estudiantes y desocupadas. También niñas y bebés en sus coches.
Cada una con su propia identidad o con la que generaba el mate y el codo a codo del camino. Carteles, pecheras, pañuelos, pelucas, cuerpos pintados, distintivos, remeras, estandartes, banderas y algunas tetas al viento. Muchas voces, un mensaje.
Hasta los puestos de la Economía Social ubicados sobre calle Córdoba entre Moreno y Dorrego se pusieron a tono con el Día y cada uno lució sobre sus columnas carteles que reivindicaban a las mujeres y sus luchas. “Ni flores, ni felicitaciones. Derechos”, decía uno de los preferidos por un grupo de adolescentes que lo usaban como marco de sus selfies.
"Lo político"
La marcha recorre un tramo del centro de la ciudad, por calle San Lorenzo hasta Laprida. En una esquina hay un bar y en su interior, un televisor encendido en un programa de noticias. Los conductores se están preguntando si el Paro de Mujeres en nuestro país tiene o no un “tinte político”, y la respuesta desde la calle no se hace esperar: “¿Y a vos qué te parece?”, responden con ironía varias manifestantes a coro, como si a esta altura del siglo XXI aún fuese necesario aclarar que todo lo que hacemos las personas es político en el sentido amplio del término.
Seis motos policiales están estacionadas en Buenos Aires y Córdoba y 17 mujeres uniformadas custodian las puertas de la iglesia catedral. Frente a ellas, una militante feminista posa para la foto con su desafiante dedo mayor en alto.
“Para Milagro, la libertad; para Morales el repudio popular”, grita un grupo. “Alerta que caminan lesbianas y travestis por las calles rosarinas”, contesta el otro. “Ni una menos, vivas nos queremos” repiten muchas, y entre la infinidad de leyendas que se superponen, una llama especialmente la atención: “Por las que querrían estar y ya no están”, dice el cartel sostenido por una mujer. Detrás de ella, sobre el Pasaje Juramento, otras dos levantan las fotos de jóvenes mujeres víctimas de femicidios.
“Por qué paramos”
Y el Monumento fue de ellas y le contaron a quien quisiera escuchar, las razones de la medida de fuerza: “Nosotras paramos porque” fue la introducción a la que sucedieron decenas de reclamos dichos y multiplicados por mujeres.
“Porque cuando los Gobiernos ajustan y aplican tarifazos, las más perjudicadas somos las mujeres; porque las mujeres ganan 27% menos que los varones y esa brecha alcanza un 40% entre las trabajadoras no registradas; porque mientras el desempleo promedio en Argentina es del 9,3%, para las mujeres crece hasta el 10,5%”.
“Paramos para denunciar los despidos masivos y las suspensiones y para exigir un aumento salarial de emergencia y paritarias sin techo; porque las mujeres realizamos el 76% del trabajo en el hogar y de las tareas de cuidado no remuneradas; porque cuidar niños, niñas, parientes enfermos y adultos mayores no es un trabajo de mujeres sino una responsabilidad social”.
“Paramos para decirle no al aumento de la edad jubilatoria que se nos impone con el único objetivo de incrementar la rentabilidad de los empleadores y para denunciar la connivencia entre el Poder Político, Judicial, Empresarial, las Fuerzas de Seguridad y el negocio de Narcotráfico, ya que somos las mujeres quienes encabezamos la lucha contra este negocio criminal”.
“Para exigir que el Estado deje de criminalizar a las mujeres que cultivan cannabis como medicina alternativa; para exigir la igualdad de derechos en el acceso a la tierra; para defender la agricultura de subsistencia, las economías regionales y la soberanía alimentaria”.
“Paramos porque en Argentina, cada 18 horas una mujer es asesinada por el solo hecho de ser mujer; porque 2919 hijos e hijas quedaron huérfanos por femicidio en los últimos 9 años en Argentina, de los cuales 1859 son menores".
"Paramos para rechazar cualquier variante del falso Síndrome de Alienación Parental, que desoye a las niñas y los niños cuando relatan abuso sexual y garantiza impunidad de los violadores”; porque a ocho años de la sanción de la Ley para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres, ésta continúa sin presupuesto necesario para su implementación”.
“Porque cada vez que llamamos a las líneas de ayuda para víctimas de violencia machista, no nos atienden ni nos dan respuestas efectivas; para exigir el derecho al aborto legal, seguro y gratuito como política de salud pública, y el cumplimiento de la Ley de Educación Sexual Integral”.
“Paramos contra la violencia obstétrica y para exigir edidas que prevengan y castiguen los crímenes de odio y la violencia ejercida sobre el colectivo LGBTTTIQ. Para exigir igualdad en todos los ámbitos de representación y cupo laboral trans en el sector público y privado”.
“Para exigir el desmantelamiento de las redes de trata y contra la violencia simbólica que ejercen los medios de comunicación y las agencias de publicidad que perpetúan estereotipos de género, clase, raza y orientación sexual; contra el racismo, la discriminación y la xenofobia hacia las mujeres de pueblos originarios y contra el decreto del Gobierno de Macri y la alianza Cambiemos contra los inmigrantes”.
“Paramos para repudiar la criminalización de la protesta, para exigir el desprocesamiento de luchadores y luchadoras y la libertad de Milagro Sala y para repudiar la propuesta de bajar la edad punible que está vigente en la agenda política actual”.
A la lectura del comunicado único, sucedió la del manifiesto #8M del Paro Internacional de Mujeres que convocó, entre otras reivindicaciones, a oponerse a la “creciente misoginia internacional, a la homofobia, la transfobia, el racismo y la xenofobia”.
Hubo murgas, danza e intervenciones artísticas que matizaron el sinfín de adhesiones recibidas por las organizadoras. De a ratos, también lloviznó y sirvió para aplacar el calor de una tarde-noche vibrante en la que una multitud de mujeres desde Rosario y hacia el mundo declararon: “Nosotras paramos y, unidas, hacemos temblar la tierra. Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras. Ni una menos, vivas nos queremos”.