Pese a las denuncias y las condenas internacionales, otra vez un atentado golpeó directamente al sector más desprotegido en Siria, cuando un coche bomba se estrelló el sábado contra micros que trasladaban a miles de desplazados en la zona de Al Rashidin, al oeste de la ciudad de Alepo, y mató a 126 personas, entre ellos 68 niños, informaron este domingo desde la organización opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El peor ataque contra civiles desplazados en Siria en casi un año, que aún no fue reivindicado por ninguna de las partes que pelea en la guerra en Siria, golpeó principalmente a habitantes de los pueblos Fua y Kefraya y voluntarios de la Media Luna Roja Siria, la versión de la Cruz Roja en oriente, que se encontraban allí para facilitar el proceso de evacuación desde la zona de combates a regiones aledañas bajo control del gobierno, según el Observatorio.
La Media Luna Roja Siria, en cambio, desmintió que haya habido víctimas entre sus voluntarios, informó la vocera de la organización humanitaria, Mona Kurdi, quien dijo que el proceso de salida de civiles y combatientes "continúa", pese al atentado, según la agencia de noticias EFE.
Desde el Observatorio también precisaron que entre los 109 habitantes de Fua y Kefraya muertos, 68 eran niños y un total de 13 eran mujeres, mientras que el resto de víctimas mortales eran hombres armados.
Por su parte, los rescatistas de Defensa Civil dijeron a la agencia de noticias Reuters que retiraron al menos cien cuerpos del lugar de explosión, donde un coche bomba -una camioneta estilo pick up- se estrelló contra varios micros que transportaban a civiles chiitas que intentaban escapar del territorio rebelde a una zona controlada por el gobierno.
Esta evacuación había sido acordada con las milicias insurgentes de la zona. Por eso, no está claro quién fue el responsable del ataque.
Cruce de acusaciones
La agencia estatal de noticias siria Sana denunció que el atentado fue cometido por "terroristas", mientras que activistas de la oposición acusaron al gobierno de Bashar al Assad.
La página de noticias cercana a la oposición, Zama al Wasl, informó -según testigos- que el vehículo que estalló transportaba alimentos y venía de una zona bajo control del gobierno.
El artefacto estalló al oeste de la ciudad de Alepo, donde colectivos que transportaban a civiles y combatientes de diversas poblaciones sirias estaban paralizados desde el viernes debido a las disputas sobre la cifra de combatientes que pueden ser evacuados.
Desde las facciones opositoras sirias negaron hoy cualquier implicación en el atentado contra un convoy de evacuados. El Ejército Libre Sirio (ELS) aseguró en un comunicado que "desaprueba y condena categóricamente" el ataque.
Por su parte, el Movimiento Islámico de los Libres de Sham, de tendencia islamista radical y una de las facciones más importantes de Siria, condenó "este ataque cobarde, contra los principios de la religión" y sostuvo que este atentado "sirve a las políticas sectarias del régimen", que, afirmó, es uno de los principales beneficiarios de este ataque.
El convoy transportaba al menos 5.000 personas, entre ellas civiles y varios cientos de combatientes progubernamentales, a los que se les concedió salvoconducto para salir de las dos aldeas chiitas sitiadas por los rebeldes.
Desde que comenzó la guerra civil en Siria más de 250.000 personas murieron y más de la mitad de la población tuvo que abandonar su casa y buscar refugio dentro y fuera del país. Además, hace ya unos años que el conflicto se convirtió en un escenario de enfrentamiento para las principales potencias del mundo.