Las próximas horas darán paso al análisis de observadores meteorológicos, climatólogos y por qué no numerólogos que ayuden a identificar, si existen, las razones de la coincidencia. Es que hace exactamente 11 años, el 15 de noviembre (15/11/2006) Rosario vivió la peor catástrofe natural que marcó un antes y un después en su historia, además de dejar cuantiosos daños de todo tipo.
Aquel temporal del 15 de noviembre de 2006 causó la muerte de una mujer que fue atropellada por un automovilista cuando intentaba cruzar la calle. En medio del caos fue arrollada por un coche cuyo conductor huía del granizo. Otras cuatro personas perdieron la vida entre las 24 y 48 horas luego de producido el meteoro, como consecuencia de accidentes colaterales a la tormenta. Hubo además, en medio de la tormenta, un caso de muerte súbita de un ex empleado de Celulosa que vivía en Granadero Baigorria.
Más de cien personas fueron atendidas en distintos centros médicos por lesiones ocasionada por el granizo o por derrumbes en casas o caída de árboles o ramas. Los datos de la época indicaron que el viento llegó a soplar a unos 115 kilómetros por hora y que el 50 por ciento de la luminaria pública quedó fuera de servicio.
Este miércoles 15 de noviembre 2017 amaneció caldeado y ni siquiera a la sombra se podía disfrutar del aire fresco de la mañana. Tras una seguidilla de marcas térmicas elevadas para la época –que comenzó el lunes y prometía extenderse hasta este jueves cuando ingresara un frente frío del sector sur– la jornada transcurrió hasta pasado el mediodía, de acuerdo a los pronósticos que señalaban un fenómeno poco común: tempestad de polvo.
Esta vez no fueron el agua y las piedras las causantes de los múltiples inconvenientes en los servicios –luz, teléfonos, televisión por cable, agua–, al menos en el comienzo del temporal, sino las fuertes ráfagas de hasta 80 km/h las protagonistas del temporal.
El feroz viento que se desató tras una hora de calma y extenuante calor, puso en movimiento enormes cantidad de polvo y provocó desplome de columnas, choques de tránsito, cortes en autopistas y voladura de objetos contundentes que causaron severos destrozos, sin que el sol terminara de ocultarse en ningún momento.
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