Detrás de la valorable decisión de dar una conferencia de prensa, se esconde una realidad: el presidente no sabe y no contesta. Y eso es grave, más que la crisis, más que si no hubiera convocado a que los periodistas le preguntaran lo que quisieran.
Una sola cosa demostró tener claro Macri con sus (no) respuestas: para quién gobierna. Fue cuando dijo que no dará marcha atrás con la baja de retenciones a la soja y, a la vez, ratificó que no tocará el impuesto a las ganancias.
Es decir, le mantiene todos los beneficios prometidos a uno de los pocos sectores ultrafavorecidos por la megadevaluación, pero no cumple la promesa de campaña de aliviar la carga impositiva al salario.
Pero ni aún con eso consigue el aplauso de sus grupos de pertenencia. Porque esos grupos, más allá de medidas que los favorecen, piden certezas. Y este gobierno no se las da no porque no responda a sus intereses, sino por incompetencia.
Macri es el representante de la Argentina blanca. Esa que, como escribió un periodista en Twitter hace unos días, detesta que los empleados viajen a las mismas ciudades europeas que los patrones. El gobierno de Cambiemos vino a poner esas cosas en su lugar. Pero para llegar, tuvo que obtener también el favor de esos empleados y lo hizo con astucia propia y torpeza ajena.
Esa torpeza ajena es la que aún hoy, en crisis y declive, le permite alimentar las expectativas de sostenerse en el gobierno más allá de 2019. El escenario político no ofrece demasiadas novedades en ese sentido, por más que la imagen negativa del presidente no pare de crecer. ¿Pero hasta cuándo?
Macri prometió hacer lo que hasta ahora no pudo, bajar la inflación, con las mismas armas que ya fracasaron. Culpó de la crisis a la herencia, a las turbulencias externas. Gambeteó la mayoría de las preguntas, sobre toda la de un verdadero escándalo que atraviesa a Cambiemos: la de los aportantes truchos de la campaña en la provincia de Buenos Aires. Todo vacío, como su gestión, que ya va por más de la mitad del mandato. Y que no remontará sólo con conferencias de prensa, por más saludable que sea ese ejercicio.