Noemí fue a visitar a su nieto J. al hogar de rehabilitación San Camilo dos días antes de su cumpleaños 18. Llevó una torta para él y para sus compañeros. Imaginó que la granja era un espacio con luz y con verde en donde los chicos estarían contenidos. Cuando entró a la sala de visitas se le vino la utopía abajo. J. le mostró su pie lastimado desbordado de pus. Le contó que "los más grandes" -porque compartía lugar con adultos- le robaron la ropa y lo golpearon, incluso le clavaron un palo de escoba con punta (en el pie, en el brazo y en el muslo derecho). Y las autoridades del hogar -que Noemí empezó a ver enseguida como una cárcel-, lo maltrataban, lo tenían todo el tiempo sedado y se bañaba con agua fría.
En la mesa de al lado ese día en San Camilo, Claudia visitaba por primera vez a su hijo N., que también ingresó al hogar derivado desde la Dirección de Niñez con un problema de adicción a las drogas. Cuando J. empezó a hablar de lo que pasaba ahí dentro, N. se quebró. El adolescente le dijo a su madre que lo despertaban con baldazos de agua por la cantidad de sedantes que le daban y que le pegaban. Ella pudo ver la sarna que le avanzaba por la mano, también presente en las piernas y la espalda.
Esa visita de pesadilla fue el viernes 30 de junio que pasó. Ese mismo día Claudia y Noemí se llevaron a los chicos de esa comunidad terapeútica ubicada en Pilar, Buenos Aires, que tiene otras denuncias, incluso por una muerte. La semana siguiente la Dirección de Niñez de Santa Fe resolvió retirar al resto de los niños y adolescentes derivados a esa institución.
Débora, madre de un chico de 15 que formó parte de ese grupo de trasladados, y Claudia presentaron una denuncia penal contra Niñez y las autoridades de San Camilo. Este jueves pasado se sumó Noemí con otra presentación similar ante Fiscalía.
Débora se animó a romper el silencio en una nota con Rosario3.com y dijo que a su hijo lo ataron con cordones a una cama de pies y manos y lo dejaron en calzoncillos como una forma de castigo. Esta semana Claudia y Noemí se sumaron a ella y decidieron hacer públicos sus testimonios.
Todas describen situaciones de torturas y violaciones de derechos en la comunidad terapéutica San Camilo, además de incumplimiento de los deberes de funcionario público de la Dirección de Niñez. Piden lo mismo que antes de la internación en ese hogar: cuidado, contención y asistencia para sus hijos o nietos, con problemas de adicción que las familias no pueden atender. Y eso, señalan con la voz quebrada por la impotencia o firme de bronca -según el caso-, no cambió en los últimos días.
“Jamás tuvimos noticias de esto que se denuncia”
La titular de la Dirección de Niñez, Claudia Aguilera, aseguró a Rosario3.com que tras las denuncias presentaron toda la documentación de los casos al Ministerio Público de la Acusación (MPA) y a la Defensoría de la Niñez, con copias de los legajos.
La funcionaria señaló que “las afirmaciones que hacen estas mamás sobre nuestro desempeño no son ciertas” y aclaró que hay detalles del vínculo entre los niños y las familias que no se pueden hacer públicos pero que forman parte de una larga historia de desencuentros. “Muchas veces no trabajamos con mamás presentes”, dijo.
Cada 15 días, salían dos colectivos hacia San Camilo y llevábamos a los familiares que querían ir junto a los equipos técnicos de la Dirección"
Sobre los maltratos y torturas en San Camilo, Aguilera afirmó: “Cada 15 días, salían dos colectivos y llevábamos a los familiares que querían ir junto a los equipos técnicos de la Dirección. Tenemos el registro de quiénes viajaban y jamás tuvimos noticias de esto que se denuncia ahora”.
“Hasta ese viernes 30 de junio nunca tuvimos por parte de los familiares ni de nuestros equipo ninguna alerta o denuncia de que se estuviera dando una vulneración de derechos como tomamos conocimiento después”, señaló la directora de Niñez.
“No descartamos nada”, continuó Aguilera sobre el tratamiento en esa granja, quien pidió esperar las investigaciones de la Justicia para pronunciarse. Consultada sobre aspectos más evidentes de los reclamos de las madres, como las heridas y la sarna constatada en los cuerpos de los chicos, respondió: “Las mamás dicen que estaban abandonados y no es así porque se viajaba cada 15 días a verlos”. Añadió que no les “consta” que los internos hayan sido amenazados o presionados por los responsables de San Camilo para no hablar.
“Cuando ellos manifiestan que se quieren ir organizamos el regreso inmediato de todos. El martes 4 de julio, siguiente a ese viernes 30, trajimos a Rosario a seis chicos”, completó y aclaró que llegó a haber diez adolescentes de toda la provincia en San Camilo.
Cumplieron 18 y cayeron en un hueco del Estado
Tanto Noemí como Claudia afirmaron que los chicos regresaron a sus viviendas pero no por pedido de ellas sino por falta de apoyo estatal.
Mi hijo se fue de mi casa y duerme en la calle"
“Mi hijo se fue de mi casa y duerme en la calle. Es mentira que yo pedí que se quede, no acordamos eso, si no tengo para comer. Me prometieron que lo llevarían al Crea o a otra institución. Lo que pasa que N. cumplió 18 años y se lavan las manos”, contó Claudia y agregó: “Sigue con sarna en las manos, en los pies no sé porque no lo vi”.
Noemí sumó su parte: “Lo sacamos de San Camilo porque no es una granja de rehabilitación, es una cárcel de menores. Ahora está conmigo pero es mentira que pedimos que se quedé en mi casa. Me largaron con él sin nada, tendría que haber seguido internado, necesita un psiquiatra y estar medicado”.
Él iba a rehabilitación no para que lo torturen. Es abandono de persona"
La mujer, abuela de J., que también cumplió 18 años dentro de San Camilo, se quejó: “Me trajeron un papel de Niñez que levantaron la medida excepcional que él tenía (y que permitía la internación). Ahora no tiene nada. Por eso el jueves hice la denuncia en Fiscalía contra la granja y contra Niñez porque él iba a rehabilitación no para que lo torturen. Es abandono de persona, él está enfermo”.
Desde la Dirección de Niñez respondieron que al cumplir 18 años los adolescentes pasan a ser mayores de edad y son ellos quienes deben pedir la internación. Además, no es Niñez el área estatal encargada.
Si el joven no quiere tomar de forma voluntaria el tratamiento ya no podemos hacer nada como Dirección de Niñez"
“Nosotros les gestionamos ayuda económica y hacemos acompañamiento pero en el caso de los dos chicos que cumplieron 18 años ya son mayores. Ellos están en sus casas porque las madres decidieron retirarlos de San Camilo. Las medidas de protección excepcional a los 18 años cesan porque son mayores de edad. El joven tiene que tomar voluntariamente el tratamiento y si no un familiar debe solicitar al Tribunal una medida de protección de persona”, dijo Aguilera y resumió: “Si el joven no quiere tomar de forma voluntaria el tratamiento ya no podemos hacer nada como Dirección de Niñez, salvo enlazar con otras áreas del Estado”.