Una joven de 24 años que había sido internada en grave estado tras realizarse un aborto clandestino murió en la guardia de un hospital de San Martín, provincia de Buenos Aires, donde le practicaron una histerectomía de urgencia.
Según publicaron medios porteños, la joven de nombre Liz vivía en un barrio humilde de José León Suárez.
Ingresó a la guardia con un shock séptico, una infección generalizada, por intentar interrumpirse el embarazo con un tallo de perejil.
A pesar de perder el útero, la mujer que tenía un hijo de dos años no sobrevivió.
El caso de Liz –que no es el verdadero nombre de la joven– fue dado a conocer por la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir, una agrupación conformada por médicos y profesionales de la salud a favor del aborto legal.
Desde la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito lamentaron la muerte de otra mujer joven en manos de la clandestinidad y responsabilizaron a los legisladores que votaron en contra de la legalización.
“Ante el rechazo y/o la abstención a una ley fundamental en la Cámara de Senadores de la Nación, responsabilizamos también a las autoridades provinciales. En este caso, a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, responsable de la implementación del Protocolo para la Atención Integral de las personas con derecho a la Interrupción Legal del Embarazo del Ministerio de Salud de la Nación”, indicó un comunicado de la campaña.
“¿Cuántas mujeres y personas gestantes muertas más van a necesitar para entender que el aborto debe ser legal, seguro y gratuito en Argentina? La clandestinidad no salva ninguna vida. La clandestinidad mata. Por "Liz" y tantas otras, ¡será Ley!”, añadió el texto.
En las redes sociales, los usuarios compartieron la noticia con el hashtag #ElSenadoEsResponsable por rechazar por 38 votos contra 31 el proyecto que ya contaba con media sanción y proponía la interrupción voluntaria del embarazo.