Con un discurso que se anticipó sin referencias a la “herencia recibida”, el presidente Mauricio Macri inauguró este miércoles las sesiones ordinarias en el Congreso con una alocución que tuvo, sin embargo, varias referencias a la gestión anterior. Con pocos anuncios, el mensaje se centró en un balance de lo actuado en su primer año de gobierno y en las diferencias de su gestión con las anteriores. Entre los distintos temas que tocó, usó a Rosario como ejemplo del trabajo conjunto contra la inseguridad. Sentado detrás de la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; y al lado de la de Santiago del Estero, Claudia Ledesma, el santafesino Miguel Lifschitz siguió con atención cada palabra.

Macri llegó al recinto a las 11.15. Quince minutos después comenzó su discurso, sentado al lado de la vicepresidenta Gabriela Michetti, que vestida de negro lo interrumpía cada tanto para pedir silencio. Entre las bancas, algunos legisladores levantaban carteles con la foto de Milagro Sala, y consignas como “Basta de ajuste y despidos” y “No al desmantelamientos del Conicet”.

“Los palos en la rueda no nos tienen que desanimar”, señaló el presidente en el inicio de su discurso.

Reconoció que “hay gente que sufre” pero aseguró que “la Argentina se está poniendo de pie” y que “cada año vamos a estar mejor”.

El presidente llegó al Congreso para dar su segundo discurso de su mandato.

En materia económica, indicó que después de cinco años, el país comienza a moverse y en tal sentido destacó la creación de empleo, a la que vinculó, en parte, al “regreso al mundo”.

Apuntó a un Banco Central otra vez confiable, base para llegar en 2019 al objetivo de una inflación que no supere los 5 puntos.

Sobre la deuda del Correo Argentino, anticipó dos decretos sobre juicios y contrataciones para la gestión de conflictos de intereses para que “nadie cuestione la transparencia” de sus decisiones. En este marco, advirtió que “la ética y la transparencia” no debe ser exclusiva del sector público y por eso pidió que los legisladores traten una ley de responsabilidad social empresaria.

También conminó a los diputados y senadores a avanzar en una reforma política y a debatir un nuevo sistema penal juvenil aunque no habló explícitamente sobre la baja en la edad de imputabilidad.

“Es una vergüenza que sigamos votando con sistemas arcaicos que se prestan a la trampa”, se quejó.

El reclamo por la soberanía argentina sobre las islas Malvinas también tuvo su párrafo con especial énfasis al "diálogo" como manera de entender la política en contraposición al enfrentamiento constante. 

También la violencia de género fue tema de discurso, pese a las denuncias de varias organizaciones por los recortes al presupuesto del Consejo Nacional de las Mujeres. 

"Lo más urgente es ocuparnos de los más vulnerables y cada 37 horas una mujer muere por violencia de género", señaló y apeló a derribar ciertas pautas culturales machistas desde la educación.

Párrafo aparte supuso su planteo sobre la necesidad de una "revolución educativa". Mientras ponderaba el rol de los maestros, afuera del Congreso se llevaba a cabo una protesta docente. 

Rosario, ejemplo

Desde el plan Belgrano, hasta el Patagonia y el pago de las coparticipaciones, Macri habló de "un país que vuelve a ser federal" y que vuelve a confiar en sus estadísticas, entre ellas las que refieren a la criminalidad. Y en esa tónica, puso como ejemplo el buen trabajo que se pudo hacer entre Nación y Santa Fe en materia de inseguridad, "una de las máximas angustias de los argentinos".

"Por ejemplo en Rosario redujimos un 20 por ciento la tasa de homicidio", ilustró ante la mirada atenta de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y de Lifschitz. 

Fuente: Télam