Sabrina Ferrarese

El paisaje del río en la costa central se reserva un cuadro especial cada atardecer. Muy cerca de los silos Davis, varios árboles son invadidos por una bandada oscura, de ejemplares grandes y algo ruidosos. Los caminantes y deportistas que suelen pasar por ahí cuando el sol se está apagando, vieron los pájaros y quedaron prendidos con la imagen que generan, entre bella y siniestra. Al director de cine Alfred Hitchcock le hubiese gustado hacerles una toma.

Consultada al respecto por Rosario3.com, la bióloga Cecilia Revees, quien integra la organización Cangrejos de Río, confirmó que se trata de los llamados patos biguá. “En las costas de Rosario, a menudo se los avista sobre los árboles y llaman mucho la atención ya que son aves de 73 centímetros de largo y pueden pesar entre uno y un kilo y medio. No es común que se acerquen tanto a la ciudad, por lo que es posible que las quemas que se realizan periódicamente en las islas vecinas de Entre Ríos, los traigan momentáneamente a nuestras costas”, sostuvo, quien también es docente de Biología y Ecología en varias instituciones.

Según explicó, “el biguá se puede avistar desde el sur de Estados Unidos hasta el sur de Chile; en ambientes marinos y de agua dulce. Se lo suele llamar también pato yeco o pato cuervo, pese a que técnicamente no es un pato; si no que pertenece a la familia de los cormoranes”.

Y brindó más detalles: “Posee un plumaje negro, con cuello y cola largos. Sus ojos son verdes y el pico azulado. Es un ave buceadora, monógama (de una única pareja en temporada reproductiva) y procrea en colonias”. Luego, agregó: “En tierra es común verlo posado en ramas o rocas, con sus alas extendidas secándose al sol. Durante la temporada reproductiva (entre septiembre y enero, dependiendo de la colonia) posee un jaspeado blanco detrás del ojo y una banda de plumas blancas en el borde de la garganta. Se alimenta de peces que se desplazan en cardúmenes, cerca de la costa o en aguas poco profundas”.

Los pescadores de la zona los conocen bien aunque aseguraron que su presencia en la arboleda que moja sus raíces en el Paraná, es de hace sólo algunos meses atrás. “Antes no venían para acá. Los veías en la isla pero hace un tiempo que vienen a estos árboles a dormir y a la mañana levantan vuelo”, contó uno de los trabajadores de río.

Mientras acomodaba sus herramientas de trabajo, se quejó de su comportamiento. Es que además de estar siempre merodeando las redes, ensucian las canoas. “Tengo que limpiar constantemente por estos bichos”, lanzó aunque con el cigarrillo entre los dientes, admitió: “Sí, son lindos, la verdad es que son lindos”.

Diego G. lo vio en la isla frente a la costa central de la ciudad. “Van a comer enfrente –apuntó–.Los vi aprovechándose de los pescadores”, bromeó. A pesar de que frecuenta mucho el río, aseguró que la presencia de los biguá logra conmoverlo: “Llaman mucho la atención, su tamaño, cómo van a descansar siempre a esas mismas ramas todos juntos”, indicó.

Araceli C. y su hijo Juan Pablo también quedaron impactados con los falsos patos. “Camino todos los días por acá y cuando los vi fue fuerte. Los alcancé a ver justo cuando se posaban, eran las 6 de la tarde del domingo pasado”, relató.

“Me sorprendió, es un espectáculo increíble”, confió mientras exhibía las fotos de las aves que su hijo tomó y subió a Facebook.

También en diálogo con Rosario3.com, Carlos V. reveló: “Cada tarde voy a caminar por la ribera y hace varios días seguidos que los veo en las copas, todos juntos. Es “flashero”, una verdadera escena de Hitchcock, de la película Los pájaros. Es muy impactante verlos subidos a las ramas, son muy grandes y llama la atención el ruido que hacen con los picos”, precisó.