Darse un baño caliente podría tener efectos que se extiendan más allá de la relajación mental que puede aportarnos, ya que ayudarían a reducir la inflamación y a mejorar el metabolismo, según una reciente investigación.
El trabajo comenzó a partir de la evidencia de que la inflamación crónica reduce la capacidad de una célula para responder a la insulina, contribuyendo de este modo al desarrollo de la diabetes. Si bien el ejercicio físico ayuda a contrarrestar esto, no todas las personas están en condiciones de hacerlo por cuestiones de salud o capacidad física.
Es entonces cuando se empezaron a explorar terapias alternativas, y ahí apareció la del baño caliente. Para este estudio, los expertos examinaron el impacto de esta terapia en hombres con sobrepeso, en su mayoría sedentarios. Cada participante se sumergió en un baño de agua a 39 °C durante una hora. Se tomaron muestras de sangre justo antes y después del baño, y luego 2 horas después. Además, registraron la presión arterial, la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca de los participantes cada 15 minutos.
Durante las siguientes dos semanas, los participantes tuvieron otras diez inmersiones en agua caliente, según consignó Muy Interesante. Los investigadores encontraron que una sola inmersión en agua caliente causó un aumento de interleucina, un marcador de inflamación. Del mismo modo, hubo un aumento en la producción de óxido nítrico.
El aumento de óxido nítrico es importante porque hace que los vasos sanguíneos se relajen, disminuyendo la presión arterial. También mejora la ingesta de glucosa en los tejidos, y los científicos creen que tiene propiedades antiinflamatorias.
Como se esperaba, la intervención de dos semanas vio una reducción en el azúcar en la sangre en ayunas y la inflamación, por lo que se comprobó que superado el efecto negativo inicial, a mediano y largo plazo la terapia es positiva.
“La inmersión en agua caliente puede mejorar aspectos del perfil inflamatorio y el metabolismo de la glucosa en hombres sedentarios con sobrepeso”, concluyen los autores y agregan que esto podría “tener implicaciones para mejorar la salud metabólica en poblaciones que no pueden cumplir con las recomendaciones actuales de actividad física”.