En muchos momentos de la vida académica o profesional, se vive centrado en el aprendizaje individual. Sin embargo, en otros muchos momentos se experimentan los beneficios del aprendizaje colaborativo que se da cuando una o más personas participan en una misma actividad, buscando la consecución de un objetivo común.
De este modo, establecen una puesta de ideas en común, realizan un intercambio, establecen una organización para llevar a cabo el trabajo. Este tipo de aprendizaje, según publica el portal formacionyestudios, pone límites al individualismo para convertir el conocimiento individual en un bien que se comparte. Y cuando se comparte, esta actitud es un beneficio para todos los integrantes de esa actividad.
En las dinámicas de aprendizaje colaborativo que se llevan a cabo en clase, el profesor realiza unas instrucciones precisas sobre la metodología de esa dinámica. Y después, los equipos trabajan en colaboración para lograr el proceso. Esta metodología es muy saludable para que los alumnos puedan experimentar en la práctica competencias tan importantes como la gestión del tiempo, la toma de decisiones, la competencia comunicativa y la autonomía personal.
Diferencias entre cooperación y colaboración
En el contexto académico a veces, se utiliza el concepto colaborativo y cooperativo como si fuesen conceptos sinónimos cuando en realidad no lo son. Cuanto más estructurada y sistemática sea la realización de una actividad, su esencia es cooperativa. Por el contrario, cuanto mayor sea el nivel de autonomía de los miembros del equipo, entonces, se produce una dinámica colaborativa. Sin embargo, en cierto modo son dos conceptos que se retroalimentan ya que para que exista cooperación, es fundamental que haya colaboración. Y a la inversa.
El aprendizaje colaborativo es muy importante porque los protagonistas descubren que la suma de talentos aporta un valor diferencial a un equipo de trabajo. Una colaboración en la que los éxitos se asumen de manera compartida, en colaboración. Y los fracasos también se sobrellevan mejor desde esta perspectiva.
Lo más importante del aprendizaje colaborativo es que su esencia en forma de habilidades sociales, comunicación asertiva y empatía, puede ponerse en práctica en cualquier otro contexto vital. Este tipo de aprendizaje está totalmente centrado en el alumno y en su capacidad de desarrollar habilidades prácticas. En este tipo de enfoque cada miembro del equipo no solo se siente responsable de su propia superación personal, sino también de la influencia positiva que puede tener en los otros miembros del grupo. Es decir, es un sistema de solidaridad en donde prevalece el bien común.
Los alumnos fomentan la implicación mutua para tomar decisiones en la resolución de esta tarea. Surge una interacción constante en la que se establece una interdependencia.