Según la variedad, la finísima cáscara de la pera puede ser amarilla, verde, rojiza o marrón, o una combinación de dos o más de estos colores. Su pulpa blanca o de color crema es muy dulce y jugosa, y la textura es suave y ligeramente granulada. Está emparentada con la manzana y el membrillo. El nombre científico con que se la conoce es Pyrus communis.
Entre sus componentes nutricionales la pera contiene ácidos grasos Omega 6 como el oleico, palmítico, glutamínico, y linoleico, que el organismo no produce y deben ingerirse en los alimentos. También contiene antioxidantes como el ácido cafeico y el ascórbico (vitamina C), según el portal revistasaludalternativa.
Este fruto también posee betacarotenos (pro vitamina A), aminoácidos como el ácido aspártico, arginina y minerales, entre ellos, potasio, fósforo, magnesio, calcio y cobre. También cuenta con vitamina B –sobre todo ácido fólico-, D y E.
Con propiedades revitalizadoras e hidratantes en verano, la pera ayuda a depurar el organismo ya que es diurética y ayuda a combatir el tránsito lento. Por otro lado, aporta calcio y tiene la capacidad de descalcificar las arterias para llevar este mineral a los huesos, donde se lo necesita.
Por la variedad de vitaminas que posee, se recomienda a las personas convalecientes o con anemia. Se sugiere su consumo a quienes padecen de bocio debido a la falta de yodo, ya que contiene esta sustancia en gran cantidad.
Aplicaciones específicas
-En dietas para bajar de peso. Las peras contienen muy pocas calorías y un gran porcentaje de líquido, de modo que aportan al organismo nutrientes tales como potasio, vitamina C, hidratos de carbono de liberación lenta, betacaroteno y fibras solubles.
– Constipación. Ya desde la masticación la pera activa la producción de saliva, fundamental para el comienzo de una buena digestión, incrementada por la pectina. Su alto contenido en fibra regula el tránsito intestinal. En este caso se recomienda ingerir tres piezas al día.
– Diabetes. Si bien son dulces –una pera mediana tiene 70g de azúcar, en forma de levulosa-, su consumo ayuda a bajar los índices de glucosa en la sangre, y las fibras ayudan a expulsar el colesterol.
– Hipertensión. Una cura de peras por diez o quince días puede producir un estimable descenso de la presión arterial. En algunos casos, la cura se limita a uno o dos días a la semana, consumiendo entre un kilo y medio a dos kilos de esta fruta.
– Problemas prostáticos. Una infusión de hojas secas del peral bebida en dos tazas diarias antes de comer, ayuda en estas irregularidades.
– Gota. Su contenido de ácido fólico contribuye a la expulsión del organismo del ácido úrico. Se recomienda un vaso de jugo diario, durante diez días.
– Crecimiento de los niños. La abundancia de ácidos grasos y aminoácidos, contribuyen a la regeneración de tejidos y creación de masa muscular. Al favorecer también la eliminación del amoníaco en el cuerpo, los niños incrementan su inmunidad contra las agresiones bacterianas.