Pero los investigadores de la Facultad de medicina de la Universidad de Vanderbilt hallaron que el uso a largo plazo de antibióticos tras las inyecciones oculares podría fomentar el crecimiento de gérmenes difíciles de tratar.
"La exposición repetida a la flora ocular -microbios que viven en la superficie o en el interior del cuerpo- podría provocar la selección de cepas bacterianas resistentes y cultivar ´súper bichos´ con resistencia a múltiples fármacos", escribieron los autores del estudio en un comunicado de prensa de la revista “Archives of Ophthalmology”, que publicó los resultados de la investigación.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores dieron seguimiento a 24 pacientes que recibían inyecciones oculares mensuales en solo un ojo durante al menos cuatro meses de seguido. Cada paciente recibió uno de cuatro antibióticos para usar tras la inyección. Después de cada tratamiento, los investigadores cultivaron o buscaron bacterias en la superficie y en el párpado interno del ojo tratado y del no tratado.
Las bacterias halladas por los investigadores fueron analizadas y evaluadas para determinar qué tan vulnerables eran a 16 antibióticos distintos.
El estudio halló que la exposición continua a ciertos antibióticos (las fluoroquinolonas y la azitromicina) se asociaba con el desarrollo de bacterias resistentes a los fármacos conocidas como estafilococos coagulasa negativos (ECN).
Específicamente, 81.8 por ciento de las muestras de ECN tomadas de los ojos tratados parecían ser resistentes a al menos tres antibióticos, y 67.5 por ciento parecían ser resistentes a al menos cinco antibióticos.
Los investigadores concluyeron que el uso repetido de antibióticos oculares lleva a ECN resistentes a ciertos antibióticos. Señalaron que como resultado médicos y pacientes deben ser más cautos sobre la forma en que los antibióticos oculares se recetan y usan para evitar la propagación de bacterias resistentes a los fármacos.
Fuente: Health Day