Así lo expresa la doctora Lucrecia Mata, médica especialista en cardiología infantil, quién agrega: “en la edad escolar de cada diez chicos seis o siete tienen soplo en algún momento de esa etapa”.
En la provincia de Santa Fe está vigente la ley 12634/06 que legisla sobre el CARNÉ DE SALUD DE NIÑOS Y NIÑAS EN EDAD ESCOLAR. Es un documento que puede ser utilizado a cualquier edad. Refleja el exhaustivo examen realizado por el médico que conoce al niño, y que tiene vigencia por un año calendario. Además el carné completo y actualizado es suficiente para autorizar la actividad física curricular, NO COMPETITIVA, no necesitando para tal fin otros estudios complementarios.
Algunos niños, además, realizan una actividad más exigente en los clubes a donde concurren.
¿Qué problemas cardiológicos se pueden descubrir con estos exámenes?
Lo que más información da es el examen clínico; ya que puede revelar alguna anomalía; la paradoja es que con el electrocardiograma raramente encontramos alguna cosa salvo cuestiones “menores”.
Lo más frecuente que encontramos en el examen clínico es el soplo; en la edad escolar de cada diez chicos seis o siete tienen soplo en algún momento de esa etapa.
¿Y esos soplos cómo los podría catalogar?
Son soplos benignos. Desde el mismo momento que se los ausculta el médico pediatra puede decirles a los padres si es de importancia o no. Y no hace falta ningún estudio complementario para formarle la ficha. La mayoría de esos soplos carece de importancia.
Pero si ese niño va a hacer una actividad competitiva, a ese niño se le pide un estudio más complejo para asegurarnos de que todo esté bien.
El soplo, ¿abre una puerta para sospechar qué tipo de enfermedades?
En un 70% son soplos inocentes o funcionales. No habría que hacer ningún otro estudio; ni siquiera amerita hacer un ecocardiograma. En algún momento de su crecimiento se le pide más que nada para tranquilizar al niño y a los padres. Pero el niño cargará con este soplo que siendo funcional es benigno.
En el recién nacido muchas veces sí podemos detectar patologías complejas; ya que en los primeros tres meses suelen aparecer en un porcentaje de recién nacidos algunas patologías que requieren mayos atención. Ahora hacemos a modo de screening, a todo recién nacido, electrocardiograma y examen clínico. Con este examen podemos detectar algún pequeño agujerito; un “ductus” que es un conducto abierto el que normalmente cierra solo, en algunos chicos permanece abierto; el mismo se manifiesta como un soplo. También algunas válvulas que en lugar de tener tres partes tienen sólo dos; éstas son patologías menores pero que requieren de ciertos cuidados.
El ductus que no cierra solo debe cerrarse y ahora se hace por cateterismo. Cerrarlo implica evitar que en lo sucesivo de algo que es inofensivo se puedan contraer otras enfermedades más complejas. Pasa lo mismo con las válvulas; aquella que no tiene tres partes con el tiempo ese organismo estará más expuesto a sufrir infecciones.
Todas las patologías que nosotros podemos detectar en el edad escolar son generalmente menores pero hay que controlarlas para evitar que desemboquen en problemas más complejos.
Todas ellas se pueden resolver satisfactoriamente.
El diagnóstico de estos soplos exige de la pericia del especialista ya que estos soplos son muy suaves que pueden pasarlo por alto quienes no están habituados a auscultar. Por eso estos exámenes los debe realizar el especialista en cardiología infantil quien sabe cuándo pedir el ecocardiograma ante la posibilidad de hallarse frente a este tipo de malformaciones.
¿El corazón tiene actividad eléctrica propia?
El corazón tiene electricidad propia, un generador de energía propio; a diferencia de otras células de otras zona del organismo. Por eso el corazón se contrae por su propia fuente de energía; con lo cual funciona como bomba que chupa e impele sangre. El corazón tiene un acúmulo de células que cuentan con esa capacidad.
¿Y si se produce alguna anomalía cómo la detectamos?
Mediante el electrocardiograma. Primero con el estetoscopio auscultamos los latidos cardíacos; y a la actividad eléctrica la “vemos” por el electrocardiograma.
Un motivo frecuente para nosotros los cardiólogos infantiles es la arritmia. Un ritmo irregular del corazón. El pediatra ausculta esos latidos irregulares y nos deriva al paciente para que lo estudiemos y evaluemos esa arritmia. En general se trata de una arritmia sinusal respiratoria. El espejo del corazón son los pulmones que cada vez que el bebé respira se infla y se desinfla y repercute en la frecuencia cardíaca. Esta arritmia es fisiológica. El pediatra no lo puede saber con solo la auscultación; nosotros con el electro confirmamos que es normal que se ausculta al inspirar y expirar de los pulmones. Es normal”.