Profesora, investigadora, tecnóloga educativa, emprendedora social, son algunos de los términos que describen a Melina Masnatta, una de las tantas jóvenes que trabajan en pos de descifrar el apasionante mundo de la educación en la era digital.
Melina es Magíster en Tecnología Educativa, profesora en la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, y desde esos espacios académicos, y de otros no tan formales como Girls in Tech Argentina, TEDxRío de la Plata Educación, las 400 clases de Cippec, se dedica a explorar, analizar y poner en cuestionamiento las prácticas educativas actuales en contextos de donde existen diferentes tecnologías , para abrir paso diversos interrogantes sobre aspectos naturalizados del sistema educativo.
Te definís como “tecnóloga educativa”, ¿qué aportó la tecnología educativa al campo de estudios de la educación?
El campo de la tecnología educativa es apasionante porque todos los conceptos que teníamos en educación, se vuelven a poner en escena: qué enseñar, cómo enseñar, cómo evaluar. Cuando elegís utilizar una tecnología en la educación, tenés que volver a preguntarte todas esas cuestiones. Mientras que, si se sigue trabajando como siempre, generalmente se naturaliza y no hay una reflexión sobre la práctica que en este caso se vuelve vital.
Siempre me apasionó todo lo que tiene que ver con educación. Mientras cursaba Ciencias de la Educación en la UBA fui percibiendo que la carrera era muy teórica y técnica, de hecho podés hacerla sin ser docente. Entonces me anoté a la materia optativa “Tecnología Educativa” y cuando entré tuve la posibilidad de conocer a Edith Litwin, una precursora en Argentina con respecto a las nuevas tecnologías en la educación que e inspiró a lo largo de mi formación. Ahí comencé a entender lo que era la tecnología educativa a medida que iba sucediendo la sistematización de varios programas en nuestro país y la región. Es un campo complejo de definir, en el cual intervienen factores de diferentes ámbitos, como el mercado y el Estado. Depende de decisiones políticas, económicas, de los diferentes modelos de implementación de las tecnologías en las aulas, que nunca son miradas ingenuas, hay muchísimos intereses en juego. Y el riesgo es que como somos activos usuarios de las tecnologías y poco críticos en el cómo, para qué y porqué las usamos, no nos damos cuenta.
Antes determinado libro de texto, de determinada editorial, tenía una tendencia y un modo de abordar el conocimiento que era conocido por la mayoría. Ahora, quién produce los contenidos digitales, de qué manera, con qué visión, no resulta tan claro.
¿Considerás que en Argentina se está generando una revolución educativa con la incorporación de nuevas tecnologías? ¿Qué lugar ocupa el docente en ese cambio?
La realidad es que hay muchos teóricos de la tecnología que no usan la tecnología. Dicen una y otra vez que hay que utilizarla pero no saben los riesgos y los costos de la práctica porque ellos no la utilizan como usuarios, así como un teoríco de la educación puede nunca dar clases en una clase de primaria pero si hacer ciertas aseveraciones al respecto de qué es una buena práctica. De todas maneras hay que saber generar el punto de equilibrio y tener una decisión estratégica. No siempre es conveniente usar compulsivamente la tecnología. Hay que ser inteligente, saber en qué momentos y de qué manera es conveniente.
El docente recobró un lugar importante en el diseño de estrategias de enseñanza y aprendizaje. Lo que tiene que cambiar de paradigma es que el docente tiene que entender que ya no tiene que saber necesariamente el “cómo” del uso de una tecnología. El docente debe saber dar criterios de evaluación para que el alumno entienda que no todo lo que está en la nube es lo que tiene que ser. A veces esto es un ejercicio colectivo, entre el docente y los estudiantes o entre los estudiantes y sus compañeros.
Cuando trabajás con tecnología tenés que saber que el error es una forma de aprender. Siempre te estás equivocando y eso es un avance que no vemos como negativo cada vez que usamos estos dispositivos como el celular. Y si no experimentás, es muy difícil que alguien te lo cuente. Los docentes no son los encargados de enseñar a usar la tecnología, son los encargados de dar una brújula al alumno para capturar esa inquietud y guiarla.
El estudiante si quiere una clase teórica, la googlea. Un docente es alguien que sabe cómo procesar ciertos pasos para que el alumno adquiera el conocimiento. Ese es el rol del docente que tiene que recuperarse. No el del saber-poder, si no el del saber estratégico. La pregunta es, ¿qué entiende la sociedad por conocimiento? El conocimiento cambia constantemente. Antes era ese saber erudito de enciclopedia, hoy en día lo importante no es el conocimiento en sí si no la actitud que tenemos frente a lo nuevo, a lo que está pasando.
¿Qué necesitan aprender los jóvenes que nacen con la tecnología?
La escuela debe ser un espacio de reflexión y construcción de ciudadanos tienen que poder poner en duda ciertas cosas, como por ejemplo sospechar porque cada vez más las tecnologías invisibilizan el diseño de experiencias de usuarios. A los jóvenes les parece intuitivo y fácil pero desconocen que detrás de todo eso hay alguien que diseñó esas experiencias para llevarlos hacia donde ellos quieren, y que hay mucha información que el usuario, ingenuamente, le está regalando todo el tiempo y que ellos utilizan luego con otros fines comerciales. Se necesitan docentes que entiendan esto y ofrezcan una mirada crítica al alumno.
La preocupación del docente es, ¿en qué momento aprendo todo esto nuevo? Algunas investigaciones derrumban ciertos mitos, por ejemplo la edad de los docentes innovadores. Los profesores más grandes y con menos uso de la tecnología son los que innovan más y permiten más el uso de las tecnologías porque se sienten que pueden trabajar con el emergente. Sabe reorientar y guiar al alumno hacia el objetivo pedagógico. En cambio, los profesores más jóvenes son más temerosos de que la clase se les desvíe y no saber encauzarlos, entonces prefieren no usar internet.
El mundo se está preguntando qué es una buena práctica de enseñanza y para qué queremos formar a la gente. Principalmente porque son muchos años de la vida en la que estás cautivo en una institución y si eso no tiene una retribución social luego, no tiene sentido. Es importante preguntarse qué, cómo y para qué lo estamos estudiando y si eso tiene sentido en el contexto en el que estamos.
¿Qué problemas enfrenta la educación hoy?
Actualmente creo que hay una ruptura en lo educativo porque lo que pasa en las currículas no tiene mucho que ver con lo que pasa alrededor del alumno y sus intereses. Es un tiempo interesante para ver cómo operan los actores para resolver esto. Se necesita un compromiso en las toma de decisiones de muchos actores sociales: el estado, las ONG, etc.
Estuve trabajando dos años en Wikimedia Argentina en un programa educativo que diseñé y desarrollé que tiene que ver con la cultura digital y libre, es decir, con la autoría, la reutilización de la información, licencias, que son normas y formas de distribuir el conocimiento que generalmente las personas pasan por alto. Por ejemplo, cuando los chicos están subiendo constantemente contenido a las redes sociales, no saben que eso no les pertenece, le pertenece a los dueños de esas plataformas. Entonces, la reflexión que uno hace con estos programas educativos es concientizar para que las personas puedan decidir cuándo permite que se utilice su información y cuándo no citando su autoría o fuente. Uno de los temas vitales de la educación: ¿De dónde sacaste esa información en Internet?
Trabajé en escuelas, universidades y portales educativos promoviendo este tipo de propuestas para reflexionar sobre el uso de las tecnologías digitales, en particular de Wikipedia. En las charlas con docentes yo les explicaba cómo tienen que decirle a los alumnos, con fundamento, por qué no está bien que copien y peguen de Wikipedia, no solo prohibirlo de modo arbitrario. Contarles que es un conocimiento orgánico, que está constantemente actualizándose. Lo que está escrito ahí, cualquiera lo puede editar, y eso no muchos docentes lo saben. Y otro punto importante que debe saber el alumno es que en Wikipedia se encuentran las fuentes primarias o secundarias de información, a las que se acceden al final de la pantalla y entonces pueden ser ellos los investigadores principales y no los consumidores de una fuente terciaria como lo es una enciclopedia, digital o analógica.
Cuando uno está trabajando en este tipo de cuestiones también estás reflexionando sobre cómo intervenir el mundo y sobre por qué usamos las tecnologías y para qué. Lo importante es cuestionar los roles y los consumos.
Acerca de Melina Masnatta
Tecnóloga educativa, investigadora, profesora, emprendedora social y apasionada del arte digital. Profesora e investigadora en la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Coordinadora del Laboratorio de innovacción educativa de CIPPEC. Su búsqueda personal desde hace 12 años siempre se vincula con el hacer compartido, con la construcción colectiva sobre todo en diferentes comunidades como Girls in tech Argentina, Wazzabi, Wikimedia Argentina o TEDxRío de la Plata Educación. En el 2014 realizó El Mundo de las Ideas y en el 2015 fue parte del Programa de Mentoreo de Voces Vitales Argentina.